Una banda que se moviliza en el centro de Santiago marca a sus víctimas con tinta momentos previos al asalto. Se organizan en calles transcurridas y funcionan a plena luz de día.
Estos particulares ladrones utilizan diversos métodos para camuflarse entre los turistas y engañarlos: rezan en las iglesias, entran a hoteles y restaurantes, y hasta se disfrazan de turistas para pasar desapercibidos antes de cometer los atracos.
Los integrantes de la banda presentan múltiples delitos en sus prontuarios, sin embargo, siguen libres y cometiendo asaltos. Ante estos hechos el municipio de Santiago ya anunció cambios, y así evitar que esta banda siga operando con total libertad en las calles más céntricas y turísticas de la capital.