António Guterres: “Avanzamos como sonámbulos hacia la catástrofe climática”

El secretario general de Naciones Unidas realizó un llamado urgente para retomar el camino de la descarbonización. Esto en la antesala del nuevo informe del IPCC que se revelará este lunes 4 de abril.

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Por Alejandro Sepúlveda Jara
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Avanzamos como sonámbulos hacia la catástrofe climática. Nuestro planeta ya se ha calentado 1,2 °C y vemos las consecuencias devastadoras en todas partes”, alerta Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas (ONU) a horas de revelarse, este lunes 4 de abril, el informe del Grupo de Trabajo III (GT-III) del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) que se centra en la mitigación, reducción y eliminación de los gases de efecto invernadero (GEI).

“La adicción a los combustibles fósiles asegura una destrucción mutua”, sostiene Guterres, quien agregó que “el cronograma para reducir las emisiones de carbón en un 45% es extremadamente ajustado. Ese problema no se resolvió en Glasgow (COP 26). De hecho, está empeorando”.

La emergencia climática y ecológica que está en desarrollo obligó al desplazamiento de 30 millones de personas durante 2020 en el mundo, una cantidad 3 veces mayor que la generada por las guerras y la violencia.

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Las economías desarrolladas del G20 representan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales. “El mundo no puede permitirse un juego de culpas climáticas con los países desarrollados diciendo que ellos han cumplido y que depende de las economías emergentes acelerar la transición, mientras que los países en desarrollo responden que las naciones ricas exportaron a las actividades industriales a sus territorios a cambio de bienes más baratos. No hay ganadores en un juego de culpas”, remarcó Guterres.

El nuevo informe del GT-III del IPCC se publicará el 4 de abril abarcará, entre otras materias, la tendencia de las emisiones; formas de mitigación a corto, medio y largo plazo; aspectos sociales de la mitigación; cooperación internacional; innovación tecnológica, etc.

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¿Por qué no reaccionamos?

¿Qué hace un animal o una manada o un cardumen ante la presencia de un depredador? Huye, se camufla, se defiende, alerta al resto, en fin. ¿Qué hacen las especies cuando se avecina un crudo invierno? Migran, guardan alimento, hibernan, etc. Todo lo anterior es motivado por el instinto.

El instinto de supervivencia es ese “clic” que se activa automáticamente frente a las situaciones más adversas; cada animal, cada especie tiene las suyas.

¿Y el ser humano? También, por supuesto, hasta para cruzar la calle. Pero algo no cuadra. ¿Por qué no se activa nuestro instinto de supervivencia ante la gravísima emergencia climática y ecológica que nos lleva hacia la sexta extinción masiva?

¿No entendemos su gravedad? ¿No comprendemos que está en juego, ni quiera el futuro lejano, sino que el inmediato? La vida del ser humano y de miles de otras especies está en riesgo, ¿y nuestro instinto?

Más paradójico aún, somos nosotros quienes aumentamos el riesgo de extinguirnos cada día, cada minuto. Por supuesto, hay seres humanos más responsables, infinitamente más responsables que nosotros de generar este peligro inminente. Pero ante eso, ¿hacemos algo? ¿los ponemos en su lugar? ¿exigimos cambios? ¿Dónde está nuestro instinto de supervivencia? ¿Dormido? ¿Nos lo durmieron?

“Cuando se trata de actuar frente a problemas, el perder comodidades y conveniencias hace que actuemos en contra de nuestros valores. Si pensamos que las consecuencias están en el futuro, descartamos el riesgo. Actuamos cuando nos vemos obligado a ello”, afirma Paul Slovic, psicólogo de Oregon State University (OSU).

Lo más probable es que cuando nos veamos “obligados” a actuar, ya sea demasiado tarde. Mientras, nuestro instinto de supervivencia, en este aspecto, sigue dormido. Y claro, distracciones no le faltan.

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