La gran duda del mercado de carbono: ¿Punto para las vacas australianas o para los compradores estadounidenses? - Chilevisión
24/05/2021 20:35

La gran duda del mercado de carbono: ¿Punto para las vacas australianas o para los compradores estadounidenses?

¿Qué une el pastoreo de los vacunos en Oceanía con la gigante informática Microsoft? Más de lo que tú piensas, y, de paso, su ejemplo nos sirve para ingresar al mundo de los bonos de carbono. ¿Los conoces?

Publicado por dperez

La empresa ganadera australiana, Wilmot Cattle Company, ubicada en el estado de Nueva Gales del Sur, a través de una eficiente técnica de rotación de pastoreo logró capturar 43 mil toneladas de dióxido de carbono (CO2). La ganadera acreditó esta captura y se la vendió a la gigante estadounidense Microsoft, cuya casa matriz se ubica en el estado de Washington, en cerca de 400.000 dólares.

Pregunta, este aporte a la reducción de gases de efecto invernadero (GEI), ¿se lo anotamos a la empresa australiana que los generó o a la estadounidense que los compró?

Bienvenidos al mundo de los mercados de carbono, los cuales surgió en el Protocolo de Tokio con el afán de reducir las emisiones de GEF a través de la compra y venta de bonos que representan toneladas mitigadas y/o capturadas de CO2.

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Existen dos tipos de mercados de carbono: Regulado y Voluntario. El mercado regulado es utilizado por los países y las empresas que deben rendir cuentas de sus emisiones de GEI. El voluntario lo usan las empresas que buscan aportar en la responsabilidad social y, de paso, mejorar su reputación en el ámbito medioambiental.

¿Cómo se hace? A través de los bonos de carbono que se convierten en Certificados de Emisiones Reducidas (CER). Un CER equivale a una tonelada de CO2 que se deja de emitir o que se captura de la atmosfera más allá de lo que se hubiera hecho de todas maneras con las acciones habituales. Es decir, se trata de una captura o una no emisión extra que se puede comercializar.

Punto, ¿para quién?

Nada es sencillo en este mundo, menos, en el de los mercados. En este caso, uno de los tantos inconvenientes se relaciona con el postergado artículo 6 del Acuerdo de París; el cual busca aclarar las reglas del juego en el acto que permite, en particular a los países, comprar y vender los bonos de carbono.

¿Por qué? Porque, a qué país se le anota la reducción de gases de efecto invernadero, ¿al que lo concretó o al que invirtió?, ¿al que lo hizo o al que lo compró? Eso no está definido.

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Por ejemplo, en el caso con que comenzamos este artículo, ¿a quién se le anota la reducción de CO2? ¿El punto se lo otorgamos a Australia, el país en dónde se concretó el acto, o para Estados Unidos, el país de origen de la empresa que compró esa captura?

¿O va para ambos? En este último caso caeríamos en un engañoso ‘doble conteo’, es decir, que tanto el comprador como el vendedor se adueñen de la reducción. Suena poco sensato. Aunque en el mundo de los grandes acuerdos por la supervivencia de la vida en la Tierra, ¿queda algo de sensatez?

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