La Hora del Planeta: ¿Y qué pasa con las otras 8.759 horas del año?

Este sábado 26 de marzo la humanidad demostrará su aprecio por la biodiversidad apagando las luces de edificios, monumentos y hogares durante una hora a partir de las 20:30. Es un gesto, y se agradece, pero qué ocurre con nuestros hábitos el tiempo restante.

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Por Alejandro Sepúlveda Jara
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Cada gesto en beneficio de la vida sobre la Tierra (biodiversidad) es necesario, incluso, urge sumarlos en mayor cantidad, amplitud y frecuencia. Es más, se requiere que esos gestos los transformemos en hábitos. Pero mientras eso no ocurra, al menos mayoritariamente, cada paso que se dé en esa dirección se agradece. Uno de ellos es La Hora del Planeta.

¿De qué se trata? Es una acción voluntaria que surgió en Sydney, Australia, en 2007, y que con los años se convirtió “en uno de los movimientos ambientales más grandes del mundo, inspirando a que personas, empresas y gobiernos expresen su preocupación y den cuenta de sus acciones frente a los devastadores efectos del cambio climático. La progresiva pérdida de la naturaleza, y el aumento de la huella ecológica”, afirma World Wildlife Fund (WWF), la organización conservacionista que promueve la iniciativa.

La Hora del Planeta 2022 convoca a “las personas a proteger la naturaleza siendo consientes en las elecciones de sus estilos de vida. Te invitamos a repensar tus formas de relacionarte con la naturaleza y ser un consumidor más responsable”.

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Una de las manifestaciones que más llama la atención es el apagar las luces, tanto en los hogares como en los edificios públicos, a partir de las 20.30 horas de este sábado (26 de marzo) en todo el mundo para crear “conciencia sobre la pérdida de la naturaleza y el cambio climático, las dos mayores amenazas que enfrenta nuestro planeta”, remarca WWF, institución que surgió en Zurich, Suiza, en 1961.

Hasta que se haga costumbre

En promedio, el año cuenta con 8.760 horas. Este sábado, 26 de marzo, muchos reflexionarán con respecto a la crisis climática y ecológica que padece la Tierra durante La Hora del Planeta, pero, ¿qué ocurre con nuestros hábitos durante el tiempo restante?

Ese es el gran desafío, más aún, al considerar el letargo de los líderes mundiales al momento de concretar las medidas pertinentes para frenar en parte el daño que nuestra actividad le está causando, día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, a la biodiversidad y, por ende, a la misma existencia de los seres humanos. Por lo mismo, con una hora no basta.

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¿Qué hacer a nivel ciudadano? Lo primero es educar, conversar, informar. Llevar a la mesa estos temas en el ámbito familiar, de los amigos, de la comunidad. Porque si concretamos ese primer desafío podremos pasar, con los fundamentos y el conocimiento necesarios, al segundo escalón: exigir. Exigir pacífica, pero enérgicamente a quienes gobiernan, a quienes administran, tanto a nivel global como local para que se nos guíe a través de una forma de vida sostenible. Así, empoderados, además, podremos cambiar. Sí, cambiar nuestros hábitos, porque te aseguro que hay muchas cosas que puedes hacer mejor durante tu día a día.

Educar, exigir, cambiar, pero no durante una hora; sino que desde ahora y para siempre con todos. Es la única manera.

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