No le pagan las licencias: Jubilada recibe $140 mil de pensión, no puede trabajar y vive con dos hijos y nietos

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Marianela tiene 67 años y padece espondilolistesis lumbar, trastorno que la mantiene en reposo desde el 2013 y con dolores que, en algunas ocasiones, le impiden caminar.

Ella es auxiliar de aseo en una clínica de la capital y, debido a la enfermedad, no puede trabajar. Pero sus problemas se siguen apilando, ya que las licencias emitidas por su médico han sido rechazadas desde 2017 por la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin), todo sin explicación, según aseguró.

Tres años difíciles para el bolsillo

Marianela está jubilada y recibe una pensión de $140 mil, la que no le alcanza para solventar sus gastos ni los de su hija y nietos, con los que comparte techo. El dinero tampoco es suficiente para cubrir las necesidades de Christopher, su hijo de 32 años que vive en situación de discapacidad. El joven está postrado y debe usar pañales diariamente. En la misma casa hay una deuda de aproximadamente $500 mil en luz y agua.

Desde la Compin aseguran que las licencias fueron autorizadas desde 2013 hasta fines de 2016. Sin embargo, se comenzaron a rechazar desde inicio de 2017 “dado que los antecedentes aportados eran insuficientes y no se acreditó el rol terapéutico del reposo, lo que es el objetivo principal de una licencia médica”. Afectada además por una insuficiencia renal compleja, desde la entidad aseguran no tener antecedentes respecto a dicha condición.

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“Todas las licencias han sido emitidas por patología traumatológica. Sólo en un informe médico se mencionó que la paciente tenía además una insuficiencia renal, lo que no ha quedado explicitado en ninguna licencia”, aseguran.

“No me han dicho nunca nada. El médico me renueva la licencia todos los meses porque, así como estoy, no puedo ir a trabajar, pero la continúan rechazando. Hay días en que no puedo moverme porque mi enfermedad cada día avanza más. Yo trabajaba en el departamento de higiene y mi horario era de noche, era muy pesado. Uno tiene que andar con máquinas, es complicado”, cuenta Marianela.

La situación en el hospital

Afectada por una escoliosis y la mencionada insuficiencia renal grado 4, la intención de Marianela era someterse a una cirugía a la columna en el mes de marzo, pero la llegada de la pandemia cambió sus planes: “Llevo esperando más de seis meses y me dicen que no hay médicos disponibles”.

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Marianela se atiende en el Hospital Clínico San Borja Arriarán y recibió la indicación de cirugía en febrero de este año. Posteriormente se decretó el estado de alerta sanitaria por la pandemia, lo que suspendió su operación. Desde la dirección del centro de salud, indican que “todas las cirugías electivas quedaron postergadas, debido a que las atenciones de salud se concentraron en dar respuesta a la situación sanitaria del país“.

A esto se suma que, una vez implementado el plan Paso a Paso, sólo se permitía la realización de cirugías de urgencia o de aquellas que no requirieran más de una noche de hospitalización una vez terminada la cirugía. Algo que no cumple la intervención a la que debe someterse Marianela, ya que es más compleja y tiene un alto riesgo de complicaciones.

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“En el escenario en que nos encontramos, y con el fin de prevenir alguna posibilidad de contagio y proteger a la usuaria, es que aún no se le ha indicado una nueva fecha de cirugía”, aseguran desde el hospital, y agregan que la decisión se irá evaluando a futuro. “Sin embargo, la paciente cuenta con controles de su patología durante este periodo, así como el tratamiento farmacológico que requiere”, señalan.

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