Coronavirus - economía

A cuidar el bolsillo: Con la familia en casa por cuarentena, las cuentas podrían subir un 17%

Cumplir al pie de la letras las recomendaciones de quedarse en la casa para prevenir el coronavirus implica mayores gastos en el hogar. Una casa con niños las 24 horas donde el espacio no es muy amplio, podría significar un incremento notorio en el consumo de los servicios básicos.

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Por Karla Fernández
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Arriendo, luz, agua, calefacción, Internet, salud, alimentos y entretenimiento, entre muchas otras cosas, son gastos que mensualmente realiza una familia. Gastos obligados que, por lo demás, no se hacen esperar a la hora del pago. ¿Cuánto incidirá en ellos el confinamiento obligatorio en las casas derivado de las cuarentenas? Es algo que muchos se preguntan porque saben que estos han aumentado a causa del -hasta ahora- incontrolable coronavirus.

Como un momento económico complicado ven las familias las restricciones y el aislamiento social al que las obliga el COVID-19 que, por lo demás, no tiene fecha de término. Si hablamos de una familia compuesta por dos adultos y dos niños, el alza de los servicios básicos derivada de la permanencia en casa podría ser significativa, considerando que se eleva el consumo.

Un estudio realizado por la Universidad de Talca con respecto al futuro aumento en las cuentas estableció que este se reflejará principalmente en las boletas de la luz y el gas, debido a la presencia de las personas en los hogares por la cuarentena.

La docente de esa casa de estudios, María Luisa del Campo, es directora e investigadora del centro tecnológico Kipus que se especializa en eficiencia energética. Ella explica que según calcularon, podría existir un 17% de aumento en el gasto de energía eléctrica y calefacción para los meses de mayo y/o junio.

Quizás pueda sonar que el incremento no es mucho (en promedio, serían unos $3.500 en luz y $5.000 en calefacción), pero si consideramos los despidos o las rebajas en los sueldos que afectan a miles de chilenos, el gasto extra, podría significar un importante desembolso de dinero para las familias.

Ahorro, ahorro, ahorro

La investigadora aclara que los televisores encendidos prácticamente todo el día, los computadores funcionando durante la jornada de teletrabajo, los juegos electrónicos de los niños y las luces que la mayor parte del tiempo nadie apaga, son los artefactos en los que hay que poner la mirada, si se quiere ahorrar en la casa.

Ahora no todo es tan malo. Que la familia esté dentro del hogar y utilice algunos de estos aparatos eléctricos compensa un poco el gasto en calefacción de estos meses y evita que éste sea explosivo.

“Las mismas personas en el interior de las viviendas generan más calor, entonces, por eso no se requiere muchísima más calefacción a pesar de que esté todo el día funcionando, no va a tener un peak tan alto, como uno se lo hubiera imaginado, esto, debido al mayor uso de los equipos. El computador emite calor, dejamos prendidas más horas la iluminación lo que también genera calor”, explica la investigadora.

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Pero en esta época bajan las temperaturas y el frío se deja sentir, las duchas requieren agua más caliente por lo que el consumo de gas será mayor. El consejo es no dejar corriendo el agua de manera innecesaria. Se recomienda humedecer el cuerpo lo suficiente, cortar la ducha y ahí aplicar jabón o shampoo. Hecho esto, se puede abrir nuevamente la llave para terminar el lavado.

Lo mismo aplica para lavar la loza. “Preparemos una lavaza y con eso se pueden lavar más platos que si tengo el agua permanentemente corriendo. Hay estudios que indican que se puede ahorrar perfectamente casi la mitad, no solo del agua, sino también de la energía”, afirma María Luisa del Campo.

Para la calefacción, lo principal es sellar todos los espacios y rendijas que haya en puertas, paredes y ventanas, resquicios por donde escapa el calor e ingresa el frío. Dejar lo más hermética posible la casa. Para la luz, hay que aprender a dejar en modo suspendido los artefactos tecnológicos, desenchufarlos cuando no están en uso y apagar las luces que no están siendo utilizadas. Esto podría reducir bastante los montos del aumento en los gastos que se anticipan.

“Ando detrás de ellos apagando todo”

Dos niños de 7 y 5 años, su pareja y ella. Juana Ahumada es educadora de párvulos, tiene 54 años y vive en la comuna de Pudahuel. Ella ha podido comprobar que el estudio realizado por la Universidad de Talca es cierto.

“Ahora, al menos, he tenido que pagar 5 mil pesos más en agua y luz. Ocupo más agua para lavar ropa, loza, hay más duchas y de luz… con dos niños tengo que andar detrás de ellos apagando todo lo que ocupan”.

Todo genera más gastos según esta dueña de casa que trabaja esporádicamente. Primero fue el estallido social y luego la pandemia mundial, dos grandes factores que le han impedido salir de su casa, sobre todo ahora, para resguardar la salud de sus hijos Su pareja, que trabaja en la construcción, tuvo una reducción de sueldo a la cual no pudo apelar. Pero los gastos siguen en alza.

Pero Juana, como educadora de párvulos, creó horarios para los niños. Si o sí, destina una hora del día a realizar las tareas que son enviadas por el colegio, momento en que no utilizan ningún dispositivo eléctrico. Los celulares se apagan, la televisión también. Dice que es la hora donde puede ahorrar parte de lo que gastan durante todo el día.

Considerando que no tienen un patio grande donde sus hijos puedan jugar por horas, se ve en la obligación de usar todo su ingenio para entretenerlos sin usar electricidad.  “Inventamos juegos, ellos hacen unos fuertes dentro de la casa y ahí aprovecho de apagar los televisores y las luces, que ellos se dediquen a jugar y a gritar, así yo estoy en paz”.

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“Vivo apagando las luces. Ellos entran a una habitación, prenden la luz y salen. Y ahí voy yo a apagarla. Prenden la tele y se van para otro lado y la apago. Si quieren jugar PlayStation les digo ‘es el Play o el celular’, pero no permito que usen las dos cosas a la vez”, nos explica.

Junto a su pareja han logrado salir adelante, pero no ha sido fácil. Deben gastar a veces más de lo que les da su presupuesto, lo que implica no pagar algunas cosas o endeudarse. Tienen casa propia y agradecen el hecho de no pagar arriendo en estos tiempos de coronavirus.

Costear nuestro espacio de cielo

El consejo es hacerlo como Juana y su marido. Adaptarse a la actual realidad financiera, saber con claridad cuánto se puede gastar según el presupuesto disponible y ver donde es más conveniente vivir para no sobre endeudarse. Ahí entra el tema de los arriendos que, durante este último mes y medio, han tenido una baja superior al 50%, sobre todo en aquellas comunas que mantienen cuarentena total.

La empresa Capitalizarme Rent realizó un estudio dentro del periodo mencionado y determinó que, si bien los arriendos bajaron, también surgieron nuevas tendencias para arrendar, como buscar hogares más pequeños y económicos para abaratar costos pensando que esta crisis sanitaria se extenderá por varios meses.

Cerca de un 12% de los arrendatarios no han podido pagar el mes de abril. Esto porque la cifra de desempleo en Santiago alcanzó un 9,4%, es decir, más de 289 mil personas se encuentran sin trabajo en la Región Metropolitana, a lo que se suma que los hogares chilenos están endeudados en más de un 75% de su capacidad de pago.

Manuel Maneiro, gerente general de Capitalizarme Rent, señala que la disminución en el valor de los arriendos oscila entre los 30 y los 40 mil pesos mensuales, que, si bien no es mucho, anualmente tiene una significancia relevante.

“Las comunas en cuarentena son las más afectadas, puesto que nadie hoy quiere arrendar en una comuna con tantas restricciones. Comunas como Santiago Centro, han tenido bajas mayores al promedio, como de 60 mil pesos por unidad arrendada aproximadamente”, señala el experto.

FOTO: AILEN DIAZ/AGENCIAUNO

Sin embargo, comunas como Maipú o la parte sur de Ñuñoa presentan un incremento en el valor de los arriendos. En primer lugar, porque son zonas donde no están en cuarentena y segundo, se está generando un fenómeno de migración, con la finalidad de encontrar un lugar más económico que la actual residencia para abaratar costos, explica Maneiro.

“Los ingresos se han visto mermados y las personas han tenido que tomar decisiones y optar por unidades más pequeñas y también por nuevos barrios, para poder disminuir los costos fijos que tienen como familia o pareja o incluso si viven solos. Sabemos que cuando termine la crisis habrá una muy alta demanda de arriendos, de personas que buscarán nuevos lugares para vivir, pero por el momento la situación es más compleja y va variando”, anticipa.

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Desafíos que cada familia tiene que evaluar de acuerdo con sus ingresos, pero lo que sí se aconseja en todos los ámbitos es evitar el sobre endeudamiento. Un arma de doble filo en el contexto de una crisis que no tiene fecha de término.

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