Coronavirus - Vacuna

Dra. explica la dificultad de almacenar una vacuna contra el COVID-19: Congeladores son caros y no están en Chile

La jefa del laboratorio de biología molecular de la Clínica Alemana explicó la importancia de mantener fríos los preparados de Pfizer y Moderna: romper la cadena de frío podría echarlas a perder.

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Los anuncios de Pfizer y Moderna han traído esperanza al mundo. Mientras la primera afirmó la semana pasada que su vacuna contra el coronavirus tiene una eficacia de más del 90%, este lunes la segunda sostuvo que la suya presenta una efectividad de 94,5%.

Aunque una vacuna contra el COVID-19 parece estar cada vez más cerca, la misión de almacenarla correctamente es compleja. El preparado de Pfizer, por ejemplo, debe mantenerse a -75 grados Celsius, y aunque el de Moderna sólo necesita -20 grados Celsius, su almacenamiento sigue presentando dificultades.

¿Por qué deben mantenerse a tan baja temperatura?

La Dra. Valeska Vollrath, jefa del laboratorio de biología molecular de la Clínica Alemana, explica que antes de la pandemia «todas las vacunas eran diseñadas como virus encapsulados y su material genético destruido, entonces nos inoculaban virus inactivos incapaces de replicarse y reproducirse, pero sí con todas las características para generar una respuesta inmune».

Estos virus inactivos son guardados a 4ºC, lo que se puede hacer en un refrigerador normal, y la gran mayoría es estable hasta por tres años.

La nueva generación de inmunizaciones, en cambio, «son fragmentos del material genético del virus, que sólo sintetizan la proteína de la espiga, que es la que se une a la célula y genera la respuesta del virus».

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«Cuando es material genético que está encapsulado en nanopartículas, es como material genético desnudo, propenso a que cualquier cosa lo degrade. Una manera de conservar los materiales genéticos en general, de todo tipo, es congelándolos a baja temperatura”, detalló la especialista.

¿Qué pasa si se rompe la cadena de frío?

En este caso, la doctora señaló que existe la «factibilidad de que por cambios de temperatura alta, se activen proteínas que destruyan este material genético y podríamos inocular una vacuna inactiva”.

La principal dificultad está en que este tipo de congeladores “son de alto costo y no están disponibles en el país», por lo que hay que importarlos. En el laboratorio de la Clínica Alemana hay entre ocho y diez de estos aparatos.

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