Historias - deporte

El camino a la cima: Quién es Bastián Arce, el karateca chileno número 1 del ranking mundial en su categoría

El joven de 17 años goza de una corta, pero exitosa carrera profesional y agradece a su familia y a su sensei por apoyarlo para llegar a donde está. Sin embargo, reconoce que a veces la falta de apoyo económico le dificulta el seguir avanzando. "Me gustaría hablar con Farkas", dice en entrevista con CHV Noticias.

paz-arancibia-c
Por Paz Arancibia C.
El camino a la cima: Quién es Bastián Arce, el karateca chileno número 1 del ranking mundial en su categoría captura

Cuando a los 10 años comenzó a practicar karate para superar su timidez, Bastián Arce Zúñiga jamás pensó que ese deporte le daría una de las alegrías más grandes de su vida.

Hoy, casi ocho años después, el joven chileno de 17 goza de una corta, pero exitosa carrera profesional.

El artista marcial es pentacampeón nacional, bicampeón sudamericano, campeón panamericano y bicampeón de la liga mundial.

Pero eso no es todo, porque tras acumular 2.430 puntos durante sus consagratorias actuaciones, acaba de alcanzar el número uno del ranking mundial en su categoría.

De esa forma, el oriundo de San Francisco de Mostazal superó al que hasta ayer martes era el monarca de la serie junior Kumite bajo 55 kilos, el alemán Muhammed Oezdemir (2.332 pts.), al jordano Saeed Al Najjar (1.800 pts.) y al belga Yassin Ghazouani (1.575 pts.).

Lee también: Los esfuerzos y sueños de Nicolás Peranic: La historia del arquero que a los 35 años debutó en Primera División

El camino a la cima

Bastián inició su entrenamiento cuando sus padres lo incentivaron a ser más disciplinado. “Yo era muy payaso y muy desordenado en el colegio. También era muy tímido, me daban miedo muchas cosas. Cuando me llamaban a la pizarra me ponía a llorar”, cuenta el joven deportista a CHV Noticias.

Viendo la situación, su papá le pidió que hiciera defensa personal, y con el paso del tiempo, el propio karateca asimiló los cambios que generó la actividad en su vida.

“La gente me decía que estaba más grande y que mi personalidad había cambiado harto y ahí me di cuenta de lo que había pasado”, relata, haciendo una introspección a casi ocho años de haberse atrevido a dar el pequeño paso que se convertiría en su camino a la cima.

Ya en segundo medio comenzó a competir de forma profesional y un poco más maduro comprendió que el motivo personal por el que incursionó en el karate fue su abuelo, quien entrenaba por hobby cuando era adolescente. “Me incentivó mucho eso”, reconoce.

“Él está muy feliz, y siempre me dice ‘ponte a entrenar, no comas eso, anda a entrenar’. Él es el más feliz de todos”, añade Bastián, quien dice que su familia es su pilar fundamental.

“Sin ellos, yo no hubiera llegado aquí. Ellos trabajan mucho. Mi papá es soldador calificado y tiene un tallercito en Mostazal, mi mamá es coordinadora del SOME en el Cesfam de la comuna y mi hermanito come como chanchito”, explica con una pequeña risa.

“Mis viajes han sido a cuestas de mis papás. Antes hacíamos rifas, bingos y comidas a beneficio, pero es muy agotador, entonces optamos por no viajar, o esperar ayuda de parte del gobierno”, afirma el deportista, que asegura que también ha recibido apoyo del gobierno regional de O’Higgins. Su comuna natal, Mostazal, lo declaró hace unos días hijo ilustre.

Pese a que indica que “hay ayuda, en el nivel de alto rendimiento no siempre es suficiente”: “Estamos en busca de algún empresario o sponsor que pueda ayudarme monetariamente. Me gustaría hablar con Farkas, pero no me he dado el tiempo para escribirle”.

Quien también fue fundamental para el desarrollo de Bastián es su entrenador, Juan Carlos Pardo, que ha estado a su lado en cada triunfo y derrota durante estos tres años de carrera profesional.

“Mi sensei y su esposa fueron los que apostaron por mí, confiaron en mí. Hace unos años no iba a seguir y ellos me dijeron que le diera una oportunidad. Como yo era desordenado en el colegio, como castigo mis papás me dijeron que no iba a seguir entrenando y mi sensei y su esposa les dijeron que yo iba a cambiar”, asevera.

Lee también: La historia de los gemelos coquimbanos que fueron campeones de Mortal Kombat 11 en Estados Unidos

“Nada es imposible”

Bastián entrena de lunes a domingo, cuida a su hermano pequeño cuando sus padres trabajan y hasta el año pasado rendía en el colegio. Por eso, no todo ha sido color de rosa y el artista marcial se ha llegado a cuestionar si esta es su verdadera pasión.

“Hace uno o dos meses llegué a ese punto de no querer más. Después de tantos años estaba un poco saturado. Es super estresante y duro el tener que entrenar tanto y que muchas veces se pierda por algo que va más allá de nosotros. Hay campeonatos donde pierdo porque el otro competidor es europeo y están a favor de él por eso”, declara.

A eso se suma la ansiedad de un joven de 17 años saliendo de cuarto medio. Decidir carrera, rendir la Prueba de Transición Universitaria (PTU), elegir una universidad y “soportar la presión de que en cuatro años no me dediqué a estudiar”.

Con la determinación que lo caracteriza, conversó con su familia y les contó que no daría el examen de admisión, al menos no por ahora. “Tomé la decisión de tomarme un año para pensar bien y dedicarme a entrenar y competir un tiempo más. No es nada seguro, pero en el futuro estaba pensando en estudiar kinesiología, o pedagogía en educación física, siempre complementando con el karate”, expone.

Ahora, más resuelto y más convencido que nunca, manifiesta que está muy feliz por sus logros: “Ser el número uno del mundo me motivó mucho. Era un sueño que tenía hace mucho y no me podía rendir frente a una oportunidad tan grande”.

“Aún no lo asimilo. Hace dos o tres años llegué a estar tres del mundo y lo veía como un sueño fantástico, porque hasta el momento que pasó no me veía siendo el uno del mundo. No lo creía posible”, asegura el adolescente, quien en marzo próximo participará del Campeonato Nacional, en abril del Sudamericano y en mayo, en la segunda fecha de Liga Mundial en Chipre.

Precisamente, ese será su último evento juvenil, ya que en mayo cumple 18 años, lo que significa que pasará a la categoría adulta. Según expone, la meta para esa competencia es ganar una medalla para sumar al menos 300 puntos más y competir en las Premier League, a la que solo van los 32 mejores del mundo.

“Es un logro alcanzable. Yo quiero dedicarme estos meses que quedan para ir a ganar. No pienso devolverme sin un resultado positivo”, sostiene Bastián, que tras eso se preparará para estar presente en los mega eventos deportivos: Los Juegos Sudamericanos en Paraguay (octubre), el Campeonato Mundial Juvenil en Turquía (noviembre) y los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.

A estas alturas, el joven ya es todo un ejemplo para los chicos y chicas de su edad y está muy consciente de ello. Por eso, solo les da un consejo a quienes están comenzando su carrera deportiva y sueñan con algún día ser como él: “Sigan sus sueños, nada es imposible. Suena de película, pero es verídico, el querer algo, entrenar y conseguirlo sí se puede. Vale la pena el sacrificio”.

Lee también: El renacer de Yonathan Parancán, el ex seleccionado de la Roja que fundó una escuela de fútbol a los 22 años

Síguenos en Google News

  • Enlace copiado
Lo más visto