Jabalíes se tomaron las calles de una ciudad en Israel en medio de cuarentena por coronavirus
Familias completas, o a veces en solitario, llegaron hasta Haifa en busca de alimentos aprovechando el confinamiento de sus residentes, quienes ya han comenzado a realizar patrullajes para ahuyentarlos.
Si bien las cuarentenas por coronavirus están llevando a la vida silvestre a las calles abandonadas de muchas metrópolis, en una ciudad israelí los intrusos de cuatro patas son asertivos y, bueno, bastante groseros.
Los jabalíes, algunos tan voluminosos como los rottweilers y que viajan en manadas familiares, han estado invadiendo trotando a través de Haifa en cantidades cada vez mayores. Sus visitas nocturnas ahora tienen lugar durante todo el día, ya que se arraigan a través de los desechos, asustan a las mascotas domésticas e incluso bloquean las carreteras.
Desde que los bloqueos a nivel nacional entraron en vigencia este mes, sus visitas han revivido el debate entre los residentes de la ciudad portuaria montañosa sobre la política con respecto a las plagas.
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«Vemos que se permiten venir aquí en cualquier momento durante el día, y ahora aún más, porque las personas se quedan fuera de las calles. Vienen aquí y entregan nuestros contenedores de basura, sin mencionar la situación de limpieza que nos rodea, esto es falta de protección, en realidad nos sentimos indefensos», dijo Meirav Litani, residente de uno de los barrios afectados.
El municipio suspendió el año pasado las matanzas de los jabalíes, cuyas incursiones urbanas, según algunos expertos, son una respuesta a la expansión humana en su hábitat natural, la cordillera del bosque de Carmel, de fama bíblica.
La gente de la ciudad menos comprensiva, especialmente los judíos religiosos o musulmanes que consideran a los cerdos ritualmente impuros, se preocupan de que los animales de grandes colmillos puedan volverse violentos.
Por ahora, los residentes deben recurrir a «patrullas de cerdos» formadas por activistas voluntarios por los derechos de los animales que pueden ser convocados a todas horas para ahuyentar a los jabalíes.
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