Mujer fue declarada muerta por COVID-19, pero 10 días después regresó a su casa tras haberse mejorado
Ese es el caso de Rogelia Blanco, quien se contagió de coronavirus tras registrarse un foco al interior de su residencia para adultos mayores. Por esto, fue trasladada a otro lugar donde la ingresaron con un nombre equivocado.
Una confusa situación ocurrió en la ciudad de Lugo, España, luego de registrarse un foco de COVID-19 al interior de una residencia de ancianos de San Bartolomeu donde se encontraba Rogelia Blanco, quien posteriormente fue diagnosticada con el virus.
Fue por eso que tuvo que ser trasladada a la residencia de la Fundación San Rosendo, donde tenían los implementos y personal para atender a personas con coronavirus. Y allí, en el mismo recinto, también ingresó otra mujer de nombre Concepción, más conocida como Conchita.
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Ambas empeoraron de salud y fueron llevadas de urgencia al Hospital de Burela. Con el pasar de los días, Conchita falleció mientras Rogelia continuaba luchando por su recuperación. Sin embargo, el problema radicó en que la residencia donde ambas habían sido ingresadas confundieron sus nombres.
Es decir, Rogelia fue anotada como Concepción y viceversa. Por eso, cuando Conchita murió, se pensó que correspondía a Rogelia, llevando a cabo su funeral al que asistieron su esposo Ramón junto a sus siete sobrinos. Todo esto sin saber que en realidad quien estaba dentro del ataúd era Concepción.
Según consignó La Voz de Galicia, la sorpresa fue mayúscula cuando Rogelia se mejoró y regresó a la residencia donde le practicaron un PCR que resultó negativo. Fue entonces que se dieron cuenta del error cometido.
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La residencia explicó lo ocurrido mediante un comunicado, indicando que «un error de identificación durante el proceso de traslado desde Xove a Pereiro de Aguiar, propició que el 13 de enero se certificase el fallecimiento de una de ellas, aunque equivocadamente se le asignó la identidad de su compañera«.
«La Fundación San Rosendo lamenta profundamente el desafortunado incidente», agregaron, aclarando que una vez resuelto el asunto dentro del recinto, se procedió a informar a las familias y a enviar escritos a los juzgados correspondientes para advertir de lo ocurrido.
Sin embargo, un hermano de Conchita lamentó esta triste equivocación, ya que «me dijeron que estaba curada, viajé para verla y al llegar me enteré de que llevaba muerta diez días».
