António Guterres, secretario general de la ONU: “No tenemos tiempo si queremos evitar una catástrofe climática”

De acuerdo al informe sobre el Estado del Clima Mundial de la Organización Meteorológica Mundial, el 2019 se anotó como el segundo año más cálido en la historia registrada tras 2016, aunque es “cuestión de tiempo” que se rompan estas marcas.

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Por Alejandro Sepúlveda Jara
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Mientras todo el mundo habla, especula y se preocupa por las consecuencias del coronavirus, la humanidad no puede olvidar que se enfrenta otro desafío mayúsculo: el calentamiento global.

El alza sostenida de la temperatura promedio sobre la superficie del planeta “tuvo consecuencias sobre la salud, la comida y el hogar de millones de personas en el mundo en 2019. Además, puso en riesgo la vida marina y una gran cantidad de ecosistemas”, asegura el informe sobre el Estado del Clima Mundial de la Organización Meteorológica Mundial.

El año 2019 terminó con una temperatura media mundial 1,1°C por encima de los niveles preindustriales, un valor superado sólo por el récord de 2016.

“El calor del océano está en un nivel récord con temperaturas que aumentan al equivalente de cinco bombas de Hiroshima por segundo. Contamos el costo en vidas y medios de vida humanos a medida que las sequías, los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas extremas cobran su precio mortal. No tenemos tiempo que perder si queremos evitar una catástrofe climática”, expresó el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

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“Dado que las concentraciones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, el calentamiento continuará. Según un reciente pronóstico, es probable que en los próximos cinco años se produzca un récord de temperatura mundial anual. Es solo cuestión de tiempo”, declaró, Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial.

“En muchas partes del hemisferio norte se ha vivido un invierno excepcionalmente benigno. El humo y los contaminantes de los devastadores incendios de Australia se propagaron por todo el mundo y provocaron un peak en las concentraciones de CO2. Los récords de temperatura en la Antártida estuvieron acompañados de episodios de fusión de hielo a gran escala y de la fractura de un glaciar, hechos que incidirán en la subida del nivel del mar. Esto expone las zonas costeras y las islas a un mayor riesgo de inundaciones y puede provocar que sus zonas bajas queden sumergidas por las aguas”, señaló el líder de la OMM.

Océanos cálidos, ácidos y sin oxígeno

El contenido calorífico de los océanos a una profundidad de dos kilómetros batió el récord anterior fijado en 2018. Los océanos absorben más del 90 % del calor que está atrapado por los gases de efecto invernadero. El calentamiento de estos cuerpos de agua conlleva repercusiones generalizadas para el sistema climático y contribuye en más de un 30 % a la subida del nivel del mar a raíz de la expansión térmica del agua marina. Asimismo, altera las corrientes oceánicas e, indirectamente, modifica la trayectoria de las tormentas y provoca la fusión de las plataformas de hielo flotantes.

En 2019, los océanos experimentaron, en promedio, dos meses de temperaturas inusualmente cálidas, y por lo menos en el 84% de las aguas oceánicas pasaron por al menos una ola de calor marina.

Entre 2009-2018, los océanos absorbieron aproximadamente el 23 % de las emisiones anuales de CO2, amortiguando los efectos del cambio climático, pero a costa del incremento de la acidez de sus aguas. La alteración del pH socava la capacidad de calcificación de los organismos marinos -como mejillones, crustáceos y corales-, y ello afecta a la vida, al crecimiento y a la reproducción de la fauna y la flora marinas.

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Además, tanto las observaciones como los resultados de los modelos indican la reducción de la concentración de oxígeno en las aguas litorales y en mar abierto, así como en estuarios y en mares semicerrados. Desde mediados del siglo pasado, se estima que se ha producido una disminución de entre el 1 y el 2 % en el inventario de oxígeno oceánico en el mundo.

La desoxigenación, junto con el calentamiento de los océanos y la acidificación de sus aguas, se considera una de las mayores amenazas para los ecosistemas oceánicos y el bienestar de las personas que dependen de ellos. Según las previsiones, con un calentamiento de 1,5°C los arrecifes de coral serían reducidos a entre un 10% y 30% de lo que son hoy en día, y sólo quedaría un 1% si el calentamiento alcanzara los 2°C.

El nivel del mar ha aumentado desde que empezaron a realizarse mediciones por satélite en 1993, pero el ritmo de subida de las aguas se ha acelerado en el último año, principalmente a causa de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida. En 2019, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó el valor más elevado del que se tienen datos.

Lejos del Acuerdo de París

Actualmente estamos muy lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C o 2°C”, afirmó, António Guterres.

Durante su presentación en Nueva York, el titular de la ONU aseguró que se necesita que todos los países demuestren que se puede lograr reducir las emisiones a un 45% esta década, y que se alcanzarán las emisiones netas para la mitad del siglo. “Esta es la única forma de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados”, apuntó.

Además, estableció cuatro prioridades en la mitigación del cambio climático:

1.- Los planes climáticos nacionales (NDC) deben mostrar más ambición. “Incluso si los países implementan completamente sus planes existentes en virtud del Acuerdo de París, todavía estaremos en camino de alcanzar los 3° este siglo”, dijo, y agregó que los países deben establecer objetivos claros para 2025 o 2030.

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2.- Todas las naciones deben adoptar estrategias para alcanzar las emisiones netas cero para 2050. Hasta ahora, 70 naciones han anunciado que están comprometidas con la neutralidad de carbono para 2050. Muchos otros grupos están haciendo lo mismo, como las ciudades, los bancos y las empresas. “Pero esto sólo representa menos de una cuarta parte de las emisiones globales. Los emisores más grandes deben comprometerse, o nuestros esfuerzos serán en vano”, asegura el secretario.

3.- Un paquete robusto de programas, proyectos e iniciativas que ayudarán a las comunidades y las naciones a adaptarse a la disrupción climática y desarrollar resiliencia. “No nos hagamos ilusiones. El cambio climático ya está causando calamidades, y habrá más por venir”, afirmó, resaltando la importancia de los planes de adaptación.

4.- Para la COP26, los países desarrollados deben cumplir con su compromiso de movilizar 100 mil millones de dólares al año para 2020. Las inversiones en energías renovables y tecnologías verdes deben aumentar.

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