Fue la noticia que familias y amigos de los pasajeros del Hércules C-130 no querían escuchar. La confirmación de restos humanos encontrados en el mar dio inicio a un doloroso proceso de despedida de quienes piden explicaciones sobre lo que sucedió.
Beatriz Manzo relata cómo fue la última vez que intentó comunicarse con su hermana, Claudia Manzo, la única mujer a bordo del avión siniestrado.
"En la noche, como a las ocho, me dieron ganas de hablarle al whatsapp. No me contestó. Un cuarto para las tres supe que mi hermana había tenido ese accidente. Yo dije, debe estar ocupada, pero nunca pensé que le iba a pasar esto", declara Beatriz.
Claudia Manzo Morales, de 37 años, era oriunda de la comuna de el Monte. La geógrafa sería la tutora durante la práctica de Ignacio, el estudiante de 24 años que viajaba para estudiar los sistemas de agua potable que hay en la Antártica.
Su trabajo era su pasión, al igual que su pequeño hijo de sólo 5 años, quien aún no sabe que su madre no volverá.
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"Lo único que pido es poder darle una sepultura y saber que va a estar ahí para dejarle un ramo de flores", sostiene Beatriz.
Beatriz y la madre de Claudia sólo piden que se aclaren las causas del accidente, alegando que poco y nada les han comunicado.
"Me duele que la autoridad, como mi hija les servía, no se hayan acercado", lamenta Margarita Morales, la mamá de Claudia.
El sargento segundo Guillermo Figueroa es otro nombre en la lista de los pasajeros del Hércules C-130. Sin embargo, en primera instancia no debía estar a bordo. Se embarcó minutos antes del despeque en el que sería su último viaje.
Llevaba 10 años en la FACh y había realizado el mismo trayecto en reiteradas ocasiones. Su experiencia era uno de los factores con que su familia contaba para no ser protagonistas de tragedias.
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"Nadie se lo esperaba. Él deja tres niños, entonces ahora hay que apoyar a los hijos que dejó", dice la prima de Guillermo. "Esperamos que encuentren su cuerpo para darle una santa sepultura como él merece", agrega.
El sargento 2° José Sainz Lucero es otra de las víctimas. Tenía 38 años y ya estaba planificando retirarse de la Fuerza Aérea. Este viaje hacia la Antártica sería el último y así se lo comunicó a sus padres en Pichidegua, hasta donde José fue a despedirse.
"El domingo estuvo acá, era el último viaje que iba a hacer, porque estaba pronto a jubilar", comenta la tía de José.
Amante del ciclismo, José deja a una esposa y una hija de nueve años. Una pérdida que hasta el último minuto su familia pensó que se revertiría. Sin embargo, ahora sólo esperan poder despedirse.
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Ignacio Parada Gálvez, de 24 años, era el era el más joven de la tripulación y tras terminar con promedio 7 sus estudios en la universidad de Magallanes, había ganado una beca para realizar su práctica profesional en la Antártica.
Este jueves sus compañeros lo despidieron con un homenaje y en su antigua escuela, una de sus profesoras recuerda su paso como estudiante, al señalar que "fue una persona que iba a ser un modelo para muchos niños en lo que se logra con la constancia y el respeto".
Son los relatos de las familias de algunos pasajeros del Hercules C130. Familias que piden transparencia, justicia y poder despedir a quienes este lunes protagonizaron una de las peores tragedias aéreas en Chile.
13/12/2019
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