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“Cuando primero aparecieron los síntomas, yo pensé que era COVID, pero me fui a hacer el examen y salió negativo”.
Es la primera reflexión de Édgar Mota, venezolano, de 31 años, hace casi cuatro que llegó a nuestro país. Tras superar la lucha de insertarse en un país nuevo, la vida le puso una nueva gran prueba: tiene leucemia.
“Al principio trabajé en lo que venía, fui poco a poco subiendo, obteniendo los papeles, y ahí pude conseguir un trabajo relacionado con mi carrera. Soy arquitecto y ya llevo un año y medio trabajando de eso acá. Estaba feliz”, asegura.
Pero la alegría fue pasajera. El duro diagnóstico casi derrumbó todo.
“Su situación en particular nos conmueve mucho, porque es una persona que vino a nuestro país en búsqueda de una mejor vida, y justo cuando está en esta etapa que empieza a consolidarse y empieza a ver los frutos de todos sus esfuerzos, le dan el diagnóstico de una leucemia mieloide aguda que es una enfermedad muy grave y muy seria”, asegura Alejandra Pavez, de la Fundación DKMS, donde han brindado apoyo a Édgar.
Una enfermedad que, en caso de no tratarse, lleva a la muerte. Édgar, afortunadamente, la pudo detectar a tiempo. Pensó que era COVID, porque tenía síntomas parecidos, pero no era.
“Siguieron pasando los días y seguía sintiendo los síntomas, entonces lo que me alertó fueron unos puntos rojos que me empezaron a salir en la piel, en las piernas. Ahí me hice más exámenes, los que salieron alterados. Y ahí tuve mi diagnóstico: era leucemia”, dice Pavez.
Una enfermedad que, de acuerdo a datos de la OMS, en 2018 le quitó la vida a 309.006 personas en el mundo, 803 de ellas en Chile.
Ahora ya lleva dos meses de tratamiento, con quimioterapia incluida. Alejandra Pavez asegura que la salida no es nada de fácil. “Su único tratamiento para poder seguir viviendo es un trasplante de células madre sanguínea”. Algo que sin familia ni red de apoyo se hace mucho más difícil conseguir.
Dicho trasplante de células madre sanguínea es uno de los pocos que requiere un donante vivo, a diferencia de lo que ocurre con trasplantes de corazón o pulmones, por ejemplo. Así, la labor de la Fundación DKMS es captar a potenciales donantes, y saber su compatibilidad con los pacientes. Hoy, en su red tienen cerca de 40 millones de personas registradas, pero ninguna es compatible con Édgar.
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“Cuando no encontramos una persona compatible, a veces los padres son una opción, o también un hermano, pero hay otros pacientes que no lo encuentran, o lo encuentran muy tarde. Y esos pacientes fallecen”, añade Pavez, haciendo hincapié en la importancia de que más personas se sumen a este registro, algo que es muy fácil de hacer.
“Quienes quieran registrarse con nosotros deben cumplir requisitos básicos: tener entre 18 y 55 años, vivir en Chile y tener buena salud. Si están OK con eso, entran a nuestra página www.dkms.cl, pinchan en el botón verde que dice 'conviértete en donante' y les harán preguntas de salud. Luego completan formulario con datos de contacto y, una vez que eso está listo, les mandamos una casa el kit de registro, que consiste en unos cotonitos que se pasan por el interior de la boca. Con eso nosotros obtenemos el perfil de compatibilidad de la persona”, dice.
Así, cuando llega un paciente que requiere un trasplante de células madre, cotejan su perfil con el de la base de datos, determinando su compatibilidad. Si esta concuerda, se da el vamos al procedimiento, que puede ser de dos formas.
“Uno es una suerte de diálisis en que se filtra la sangre, como una donación de plaquetas. Es un proceso ambulatorio que solo toma una mañana y que ya al día siguiente puedes estar trabajando", asegura Alejandra Pavez.
"El otro proceso es la donación desde la medula ósea, que es donde se fabrican las células madre sanguínea, y que está en el núcleo del hueso. Entonces con este procedimiento nosotros lo sacamos desde el huesito de la cadera, de la pelvis”, añade la encargada de comunicaciones de Fundación DKMS.
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Simples pasos que pueden salvar una vida. En el caso de Edgar, aun están en la búsqueda de un donante 100% compatible. Pero afortunadamente surgió una alternativa.
“Tuve la suerte que mi primo, única familia acá en Chile, se hizo el examen y arrojó un 50% de compatibilidad conmigo. No es lo óptimo, pero debería funcionar”, aclara Édgar haciendo evidente su esperanza y entusiasmo.
A principio de noviembre deberían realizar el trasplante que le puede salvar la vida. Un nuevo caso que evidencia la necesidad de ayudar a salvar vidas.
22/10/2020
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