Así era Canal 9, el medio que censuró el reportaje sobre la revolución sandinista bajo el régimen de Pinochet - Chilevisión
31/05/2019 00:00

Así era Canal 9, el medio que censuró el reportaje sobre la revolución sandinista bajo el régimen de Pinochet

La señal de la Universidad de Chile, en ese entonces controlada por los militares y que hoy se conoce como Chilevisión, nunca quiso mostrar al aire el material que el periodista Francisco Herreros registró del movimeinto que derrocó a Somoza en Nicaragua. Aquí, un repaso por cómo era la prensa y los medios en Chile durante aquel turbulento 1979.

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A mediados de 1979, Chile estaba por cumplir 6 años de la dictadura cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet. Como lo señala Francisco Herreros, el protagonista del reportaje perdido sobre Nicaragua, "los militares […] tenían el control de todo el país y, especialmente, de los medios. Ellos fueron bastante adelantados para comprender la importancia de los medios de comunicación para crear realidades".

En el Chile de entonces, la dictadura tenía poder absoluto. No existían los partidos políticos. Cualquier perspectiva de oposición se articulaba en la clandestinidad o en el exilio.

La televisión solo tenía cabida para abundante contenido enlatado y uno que otro programa en estudio. El contenido en directo era aun más escaso. Incluso los noticieros debían ser grabados con anterioridad para pasar por el filtro de la Dinacos, Dirección Nacional de Comunicación Social, el ente de la dictadura encargado de supervisar y aprobar los libretos de los informativos.

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TV en dictadura: Teleseries, Los Bochincheros y el caso Anfrus

En día de semana, la pequeña pantalla entretenía a los chilenos con telenovelas internacionales. Televisión Nacional transmitía la mexicana Viviana, el drama de una mujer campesina que descubre que su marido es un bígamo casado con la hija de su jefe: esta historia fue el principio de la fama de una legendaria figura ochentera, Lucía Méndez.

El canal de la Universidad Católica, en tanto, pasaba por las tardes Yara, melodrama acerca de los avatares de una indígena que llegaba a vivir a la capital, el que era protagonizado por una destacada cantante de la nueva ola azteca, Angélica María.

Las telenovelas nacionales recién se industrializarían con La Madrastra, obra de Arturo Moya Grau producida en 1981. Por lo tanto, aparte de México, los dramas seriados provenían de países como Venezuela o Argentina. Este último país estaba rezagado en la implantación del color, la que recién se concretó en 1981, presionados por el Mundial que llevarían a cabo el año siguiente. Por ello, telenovelas como Pablo en nuestra piel (Argentina, 1977; emitida por el canal de la Universidad Católica) eran un plano gris en una programación que recién descubría el rojo, verde y azul.

Lo que actualmente es Chilevisión entonces era el canal 9 de la Universidad de Chile, el cual era regido por el general del Ejército Agustín Toro Dávila. Esta señal era el único canal que no transmitía melodramas. En su lugar, las tardes eran ocupadas por el que sería el programa emblema de la estación: Los Bochincheros, emisión infantil animada por el matrimonio conformado por el Tío Memo y la Tía Pucherito (Domingo Sandoval y María Pastora Campos, respectivamente).

En un espacio de dos horas, Los Bochincheros eran el nexo de los dibujos animados que se transmitían en la franja, clásicos como Bugs Bunny, Popeye o Ultraman. Entre canciones y concursos, uno de los segmentos más recordados del programa era el Club de Dadores Voluntarios del Chupete, en el que párvulos avergonzados entregaban los chupetes que (¡a su edad!) seguían usando.

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El noticiero del entonces Canal 9 era presentado por Patricio Bañados, quien llegó a la estación recién venido de Televisión Nacional, un lugar en donde la censura y la autocensura bordeaban la paranoia. Como lo señala el periodista en su libro Confidencias de un locutor (Cuarto Propio, 2013), en el marco de un concurso, un programa infantil debió eliminar la pregunta «¿quién era Gepetto?» (el chiste se arma solo); mientras tanto, una emisión de cocina tuvo problemas al dar una receta: no podían decir «sal a gusto» (léanlo rápido).

Bañados solo duró unos cuantos meses en la televisión de la Universidad de Chile. Por no seguir un libreto estrictamente favorecedor el régimen, fue despedido de la estación. Estuvo vetado de la pantalla chica durante 7 años, pese a ser el periodista con mayor credibilidad de los medios. Solo pudo regresar a la televisión en 1988, cuando era el presentador de la propaganda del No, en el plebiscito del 5 de octubre de ese año.

Durante las semanas finales del régimen de Anastasio Somoza, los medios chilenos informaban profusamente sobre la desaparición de un niño de seis años llamado Rodrigo Anfruns. El caso conmocionó a la opinión pública nacional, a tal punto que el mismo Don Francisco se ofreció a ser canjeado por el niño, supuestamente cautivo. Anfruns apareció muerto 11 días después de su desaparición, el 14 de junio de 1979. La versión oficial de la época indicaba que el niño había sido raptado por un joven de 16 años con facultades mentales perturbadas.

Años después de la vuelta a la democracia, diversos testimonios permitieron establecer que el caso Anfruns habría sido un amedrentamiento perpetrado por agentes de la CNI. Una de las abuelas de Rodrigo estaba casada en segundas nupcias con el coronel en retiro del Ejército Alberto Iraçábal. El militar tenía de su vínculo anterior un hijo, Luis, que era capitán en servicio activo de la misma fuerza armada. Según esbozan las teorías que se manejan actualmente, el móvil del homicidio podría haber correspondido a un amedrentamiento tanto para Alberto como para su hijo.

Así se cubría la revolución sandinista en Chile

Por su parte, el tema de Nicaragua era abordado por la prensa escrita con suma cautela. Solo se limitaban a contar hechos; la narrativa de acontecimientos del enfrentamiento entre el régimen dinástico familiar de Anastasio Somoza y la ofensiva de la guerrilla sandinista. Por ejemplo, el 1 de junio de 1979, El Mercurio informaba en su titular principal: "Victoria sobre los sandinistas proclamó Somoza". No existían valoraciones ni a favor de Somoza, como tampoco a favor del sandinismo.

La posición de la dictadura chilena mantenía esa neutralidad.

Solo la intervención de Estados Unidos, a finales de junio de 1979, permitió hablar abiertamente de la posibilidad del fin del régimen de Somoza. No se trataba de informar favorablemente la inminente caída de Somoza, sino solamente señalar que había (por poner un ejemplo) una potencia mundial proponiendo la instauración de una junta de unidad nacional.

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Y la posición de Estados Unidos en torno a este conflicto llevó a los medios a darle más cabida a los hechos de Nicaragua, pero sin dar una profundidad que permitiera algún grado de abanderamiento. Durante todo el periodo del conflicto, la revista de actualidad Qué Pasa no dedicó ni una sola página a la cobertura de los hechos. Solamente hubo espacio para un editorial en la edición del 19 de julio de 1979. Aparentemente, el semanario había cerrado el número de esa semana antes de que se hiciera oficial la caída de la dictadura de Somoza: el caudillo nicaragüense había tomado un avión rumbo a Estados Unidos dos días antes.

El texto del medio era breve, pero elocuente. Qué Pasa destacaba que «el gobierno chileno [de Pinochet] ha mantenido en este caso la tesis tradicional de que debe respetarse el principio de no intervención y evitar, por un mal entendido humanitarismo (sic), que se imponga a la nación afectada una receta elaborada en el exterior».

Mira el documental completo y sin cortes acá:

https://www.youtube.com/watch?time_continue=141&v=rbQbI5AyJLA

Mira la historia tras el documental acá:

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