178 empresas solicitaron su quiebra en septiembre: Un 56% más respecto al mismo mes en 2019
Desde la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento señalan que esto es "un efecto más impulsado por la crisis económica, producida por la pandemia y también por los arrastres de la crisis social".
La Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento registró un alza de las empresas que solicitaron su quiebra durante el mes de septiembre, debido a los efectos económicos de la pandemia.
En concreto, 178 empresas más, equivalente a un aumento de 56,1% respecto al mismo mes del año pasado, tomaron esta decisión.
Hugo Sánchez, superintendente de Insolvencia y Reemprendimiento, señaló que es «un efecto más impulsado por la crisis económica, producida por la crisis de la pandemia y también por los arrastres de la crisis social».
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Si bien Sánchez llamó a ser «bastante cautos» sobre si esto se convertirá en una tendencia para los próximos meses, expertos concuerdan en que este escenario se mantendrá.
Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo, indicó que «no es posible neutralizar un choque económico de esta magnitud y, probablemente, muchas empresas que tenían problemas financieros antes que partiera la pandemia, probablemente no lograron sobrevivir».
Por su parte, el abogado Diego Messen sostuvo que «lo más probablemente, es que en el futuro este aumento siga, especialmente aquellos rubros que viven del turismo y restorán».
Cerrar las cortinas
Un ejemplo de esta situación es lo que ocurre con Baking Bar, local ubicado en Providencia, que hasta fines de agosto tenía su vitrina con pasteles, galletas y café elaborados por sus propios trabajadores.
A pesar de implementar medidas sanitarias para volver a funcionar con cierta normalidad, los esfuerzos no fueron suficientes y tuvo que entregar el local que arrendaba.
«El pedir un crédito Fogape era muy complejo, porque al final del día con esta lógica de las olas del COVID era muy complejo que pudiese mantener abierto el local«, expresó Ignacio Imas, dueño de Baking Bar.
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Por ahora, Ignacio piensa en ocupar esa patente que sigue pagando para vender en delivery. Una opción que le podría permitir mantener el sueño a menor escala, porque los 3 trabajadores que tenía ya no volverán a su cocina.
