Aunque tiene una apariencia tierna, esconde una amenaza potencial. Es el gecko mediterráneo, una especie invasora no endémica y que desde hace algunos años está presente en algunos sectores de Santiago, lo que potencialmente puede poner en riesgo los ecosistemas locales.
Son una especie de lagartija que mide alrededor de 19 centímetros de largo y son capaces de moverse ágilmente por recónditos lugares de las casas.
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"La diferencia con la mayoría de las lagartijas chilenas son los tubérculos que presentan sobre el dorso, que le dan una apariencia similar a un cocodrilo, y tiene una pupila vertical. En las patitas tiene una almohadilla que le permiten trepar por todo tipo de superficies", explica Claudio Reyes, biólogo de la Universidad de Chile.
El profesional es parte del proyecto Gecko Mediterráneo Chile, que busca establecer si esta especie constituye o no una amenaza para el país, y de este modo, que las autoridades puedan tomar medidas.
Según el biólogo, este pequeño invasor habría llegado a nuestro país desde Francia a mediados del 2005, entre los insumos del Metro de Santiago, instalándose en el sector de la ex Ciudad del Niño, donde se encuentra el taller de la empresa de transporte subterráneo. "También hemos visto presencia de huevos. Eso quiere decir que tiene poblaciones que son viables a lo largo del tiempo", asegura Reyes.
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"Al ser humano no lo pueden afectar negativamente, pero sí a nuestra fauna nativa. Podrían alimentarse de otros lagartos más pequeños, pueden transmitir enfermedades, pueden competir por alimentos o refugio con otros lagartos", añade.
Debido a que son una potencial amenaza, a través de las redes sociales se llama a quienes vean uno de estos ejemplares a dar aviso al SAG o enviar fotografías o videos a las cuentas de Proyecto Gecko Mediterráneo Chile, para así ayudará a mantener el balance del ecosistema capitalino.
10/11/2020
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