Herencia del Fray Andresito: El comedor que alimenta diaramente a más de 150 personas en situación de calle

Por años, grupo de voluntarios junto a la comunidad La Recoleta Franciscana recolectan alimentos para entregar almuerzos en beneficio de la gente en situación de calle o pobreza extrema. Hoy, trabajan en un proyecto que busca ampliar este comedor, para no solo albergar más gente que se beneficie de este servicio, sino también brindar otro tipo de asistencias, como, por ejemplo, la psicológica.

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Por Julio Sánchez
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Día viernes. El movimiento comienza temprano en el popular barrio La Chimba, corazón y emblema de la comuna de Recoleta, que alberga mercados y restaurantes conocidos en toda la capital.

Autos, tacos, bocinazos, gente caminando a paso rápido. La rutina repite la aceleración propia de una metrópolis. Los comerciantes ambulantes gritando sus productos, y las personas en situación de calle buscando la vereda que se transformará en su hogar durante lo que quede de tarde. Todo es intenso, rápido e indiferente.

Allí, entre medio de tanta vorágine, nos espera Ronald Villalobos, hermano religioso del convento La Recoleta Franciscana. Oficia de anfitrión en un edificio que data del siglo 17. Una iglesia soberbia en historia y tradición, con paredes gigantes y figuras que recuerdan al Fray Andrés García Acosta, católico de origen español que vivió en ese lugar, conocido en nuestro país como Fray Andresito, recordado como un “santo popular y príncipe de los mendigos”, según lo definen en la página web del Arzobispado de Santiago.

Es la fuente de inspiración para seguir, para ayudar a los más pobres”, explica Ronald. La comunidad franciscana, es un oasis en medio del barrio. Aislado del ruido de la ciudad que no descansa en las afueras del convento, resulta ser un espacio ideal para meditar. Allí, los franciscanos, además de sus ceremonias litúrgicas, se las ingenian día a día para seguir con una tradición que permite alimentar a casi 150 personas: el comedor solidario.

Trabajo voluntario

Por años, los franciscanos de este lugar han brindado este servicio popular. “No tenemos ayuda de ninguna empresa ni de ninguna institución, sino que la gente que asiste a esta iglesia es la que nos aporta alimentos no perecibles”, explica Ronald.

Cada día, cerca del mediodía, abren sus puertas para que la gente en situación de calle o pobreza mayor, logren, gratuitamente, acceder a un plato de comida. Esta, se prepara gracias a un grupo de voluntarios que realizan todo el trabajo: recolectan los alimentos vía donación y cocinan.

La rutina se intensifica los lunes donde agregan desayuno al servicio, gracias a la ayuda de otro grupo de voluntariado que también realizan otras labores dentro del convento franciscano. Y los viernes incluyen cena, iniciativa de un colegio que se sumó a esta colaboración.

Esta es una herencia de nuestro hermano (Fray Andresito) quien en vida se dedicó a servir a los más pobres, a los más desvalidos, a los más necesitados”, cuenta el religioso.

Durante el último tiempo, eso sí, han tenido ir organizando el comedor solidario, otorgando números de acceso para este beneficio, atendiendo que, lamentablemente, la comida no siempre alcanza para todos.

La ayuda, acá, siempre es bienvenida”, dice Ronald. A través de una página de Facebook (La Recoleta Franciscana), se organizan para pedir colaboración, principalmente alimentos no perecibles. Incluso llegan hasta la Vega Central, ubicada a pasos de la iglesia, buscando cooperación de frutas y verduras, las que normalmente siempre reciben de parte de los comerciantes.

Cocinando oportunidades

Sin embargo, según explica el hermano franciscano, están trabajando en un proyecto ambicioso, pero posible. Buscan concretar una ampliación de las dependencias, para hacer de este comedor un lugar más espacioso y que sirva, además, para entregar otro tipo de servicios.

Así lo describe Ronald Villalobos: “La idea es que ellos puedan tener una ayuda psicológica, ayuda médica, o entregarle herramientas que les permita salir de la situación de calle en la que viven, salir de la drogadicción, salir del alcoholismo”.

Ya tienen el espacio dentro de la comunidad del convento. Han realizado trabajos de autogestión, aunque para la construcción de la obra, se necesita presupuesto.

Las obras ya comenzaron hace unas semanas, pero con el dinero que tenemos hasta ahora, solamente podemos hacer el 20% del proyecto”, explica el religioso.

Generaron una cuenta bancaria para recibir los aportes, que se publicitan únicamente en las redes sociales. Los alimentos no perecibles, en tanto, los reciben en la secretaría del convento La Recoleta Franciscana.

“Yo no sé si como iglesia estamos volviendo a los pobres, porque como iglesia nunca hemos dejado de estar con los pobres”, agrega Ronald, aludiendo además a un conflicto aparte, que es la crisis que hoy tiene la institución católica en Chile.

La iglesia también esto. La iglesia no es solamente abusos, sino que la iglesia es mucho más que eso”, finaliza.

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