«Se estaba haciendo un álbum pornográfico con niños»: Las denuncias por abusos contra los otros curas jesuitas
Todo fue desencadenado tras las denuncias de Marcela Aranda, quien detalló las aberraciones sexuales a las que fue sometida por parte de Renato Poblete. Acá las denuncias contra otros cuatros miembros de la Compañía de Jesús.
La caída del sacerdote Renato Poblete fue un gran golpe contra la Compañía de Jesús, una congregación que hasta sus denuncias, estaba fuera de los escándalos de abusos sexuales que remecen a la Iglesia.
Todo desencadenado tras las denuncias de Marcela Aranda, quien detalló las aberraciones sexuales a las que fue sometida, violaciones en presencia del cura quien la obligó a hacerse tres abortos.
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Pero sus declaraciones no son las únicas. De hecho, hasta la fecha, son al menos 5 curas los denunciados de abusos en la congregación. Uno de ellos es Eugenio Valenzuela, quien solicitó su dimisión al Vaticano hace unas semanas.
A Poblete y Valenzuela se suma Leonel Ibacache, quien era el sacerdote del colegio San Luis de Antofagasta, Juan Miguel Leturia Mermod y Jaime Guzmán Astaburuaga, los que engrosan la lista de jesuitas denunciados.
Tanto Leturia como Guzmán hicieron de sacerdotes en el San Ignacio de San Alonso de Ovalle y el segundo en el San Ignacio del Bosque, respectivamente. Ambos convivieron juntos en este último recinto.
Según narra Helmut Kramer, víctima de abusos de Ibacache, el cura «me hacía pararme se oponía atrás mío y me semi desnudaba hacia abajo y pasaba lo que pasaba durante una cantidad de tiempo que no tengo clara, si fue un minuto o una hora no había diferencia y de repente él me vestía y me decía bueno terminamos hoy día y seguimos la próxima semana«.
Incluso, el denunciante sostuvo que «no le veía la cara», algo que dice preferir, ya que «no me gustaría tener ese recuerdo«.
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«He pasado muchos periodos de pesadilla, no me gustaría tener el recuerdo de su cara en ese momento», añadió, quien sinceró que las tres veces que sufrió las violaciones de Ibacache fueron suficientes para que «haya intentado suicidarme«.
En tanto que Allan Pineda, otra de las víctimas de los abusos del jesuita, relató que a los niños y adolescentes «los hacía ir a la pieza y los hacía masturbarse, eso ocurría mientras yo estuve». Y todo lo justificó «por un supuesto estudio de la eyaculación«.
Además, contó que el párroco los hacía «bañarse desnudos, todo asociado al pene, al que él le decía ‘huayayo’«.
Eso sí, Pineda también contó que «recién reaccionó cuando nace mi hija, que va cumplir 11 años, durante mucho tiempo mi señora me decía ‘eso es pedofilia’«.
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«Que un adulto le esté sacando fotos a los 14 y 15 años es pedofilia, se estaba haciendo un álbum pornográfico con niños y nosotros lo tomábamos como clases de religión», apuntó.
Debido a estas denuncias, Daniel Palacios, voceros de las víctimas de abusos de curas jesuitas reflexiona que «los jesuitas no ha hecho ni más ni menos que lo que ha hecho la Iglesia en general, que es preocuparse de la gran obra que es la Iglesia Católica en vez de las víctimas».
«Basta de rasgar vestiduras y señalar empatía hacia las víctimas, hagan lo que es correcto que es entregar esta formación a los tribunales«, zanjó.
Finalmente, Óscar Contardo, periodista que investigó abusos sexuales de la iglesia, apuntó que «la opinión pública no tiene claro el nivel de denuncias que los jesuitas acumulan».
Por otra parte criticó al sacerdote jesuita Felipe Berríos: «Alguien que tan frecuentemente aparecía para pontificar contra los abusos en diócesis y congregaciones que eran competencia de la Compañía de Jesús porque se disputaban el mismo segmento de élite, si podía hacerlo sobre los otros, porque no tiene una autocrítica sobre lo que hizo la Compañía de Jesús en los casos de denuncia propios y como han estado silenciados hasta el día de hoy».
La Compañía de Jesús le encargó al abogado Waldo Baum elaborar un informe con las denuncias contra estos sacerdotes, el que debería estar terminado a mediados de junio.
