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Habla denunciante de presunta violación en Catedral de Santiago: «Yo le decía al Señor, llorando, que pare»

Zoro Daniel Rojas Álvarez cuenta que "no quiero lucrar con esto. Primero, quiero la verdad, la verdad es una sola, quiero justicia, que se me repare, que me repongan mis piezas dentales". Hoy duerme en una banca, frente a una iglesia, porque lo echaron de su casa tras contar lo que le sucedió.

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Un desgarrador testimonio entregó Zoro Daniel Rojas Álvarez, el hombre que denunció haber sido violado por el sacerdote Tito Rivera, ex rector de la iglesia Las Agustinas y designado por el cardenal Ricardo Ezzati, en la Catedral de Santiago.

Todo habría sucedio el 11 o 12 de marzo del 2015, cuando fue a la iglesia a buscar ayuda para su hija, quien necesitaba un medicamento para tratar una infección urinaria.

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«Hubo una violación dentro de la Catedral de Santiago. Yo fui a buscar el remedio para mi hija y terminé sin dentadura, sin piezas dentales y durmiendo en esa banca«, comenta a CHV Noticias el hombre de 40 años que decidió querellarse por la supuesta agresión que no sólo lo dañó física y psicológicamete, sino que lo dejó sin casa.

Lo anterior, porque Zoro dice que «le conté a la mamá de mi hija y ella no me creyó. He perdido la intimidad en la cama, no sé si pensó que era gay, no sé«.

El episodio que marcó la vida de este devoto feligrés que acostumbraba a pasar a la Catedral tras realizar trámites sucedió hace cuatro años, pero cada vez que lo recuerda, sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se quiebra.

«Yo le decía al Señor en ese momento llorando, que pare, soy tu hijo, cómo permites que estas cosas me estén pasando, tener un cura arriba mío», recuerda.

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La querella fue presentada por el abogado Alfredo Morgado, lo que permitió el descubrimiento de la indagatoria interna de la Oficina Pastoral de Denuncias de la iglesia. Con ella Zoro Daniel Rojas busca indemnización por perjuicios.

Es en ese documento que narra que cuando llegó a la iglesia fue atendido en una oficina por María Paz, una voluntaria. A los minutos habría entrado el sacerdote Tito Rivera en busca de un cheque para pagarle a algunos proveedores.

Cuando se desocupó, le dijo que lo acompañara a caminar por la catedral hasta que llegaron a una escalera de caracol. Al subirla, llegaron al segundo piso, donde había una habitación.

Ahí, el sacerdote le habría dado un vaso de agua y pedido detalles de su solicitud. Tras media hora, sintió cómo iba perdiendo fuerzas y su cuerpo se iba adormeciendo.

«En un momento el cura se sacó los anillos que portaba en sus manos, un crucifijo que colgaba de su cuello e ingresó al baño de la habitación de donde salió vestido solo con un calzoncillo blanco diciendo ‘lo vas a pasar rico’«, relató, segun está consignado en el documento.

También se describe que Rojas estaba al borde de la cama sin poder moverse. Tito Rivera lo habría empujado, quedando el demandante boca arriba, momento en que se habría producido la violación.

Durante el mismo año, Zoro se intentó confesar con el padre Juan de la Cruz Suárez, oportunidad en la que le narró la presunta agresión sexual. «Me echó para fuera, me dijo ‘sale de aquí, blasfemo’, siendo que le estaba contando lo que me estaba pasando«.

Pero eso no fue todo. En otra oportunidad, incluso, le habría contado todo a Ricardo Ezzati, también en una confesión, momento en que sólo lo abrazó y le entregó dinero.

«Ezatti me pasó 30 lucas, pero no (directamente) a mí. Se las pasó al padre Pedro por dentro de la Catedral y él me las pasó a mí, estando de testigo la madre María Paz», añadió.

«Para mí ha sido muy difícil. si me ves los ojos llevo tres noches llorando con todo lo que ha pasado». En la misma línea asegura que «no quiero lucrar con esto. Primero quiero la verdad, la verdad es una sola, quiero justicia, que se me repare, que me repongan mis piezas dentales para poder ir como antes a las reuniones de mi hija, no estoy pidiendo mucho», zanjó.

Actualmente el sacerdote Tito Rivera tiene 67 años y se encuentra en un domicilio en la comuna de El Bosque, mientras el caso es indagado por la Fiscalía. El Arzobispado reconoció que recibió denuncias hace 8 años, pero dijo que supuestamente no fue posible encontrar al denunciante.

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