«El primer día fue terrible»: Así se ven las concurridas calles de Santiago Centro tras pasar a fase 2

Locatarios y transeúntes entregaron sus visiones respecto a cómo ha sido el pasar a la etapa de Transición luego de 143 días de cuarentena, situación que miran con esperanza pero también con miedo.

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Por Macarena Pizarro
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Después de 143 días de cuarentena, una de las más extensas en el mundo, poco a poco la comuna de Santiago comienza a retomar su actividad. Algunos comercios ya levantaron las cortinas. Personajes habituales de los paseos peatonales también están de regreso.

Y sin embargo, ya nada es igual que antes.

Recorrimos Santiago Centro desde el kilómetro 0 de la capital, tomando la temperatura del comportamiento de sus transeúntes.

Personas de Cerrillos o San Miguel habían llegado a calle Huérfanos para comprar. Explicando que en sus comunas está todo cerrado, no les importa realizar filas para poder comprar algún producto.

Ahumada y sus alrededores lucen como cualquier otro día de la semana. Lo único que da señales de la pandemia son las mascarillas y las filas que bordean los locales.

Ramón trabaja como lustrador. Cuenta que producto de las restricciones perdió el lugar que arrendaba y ahora vive en la calle. Los zapatos que lustra durante la mañana le permiten comer en algún momento de la tarde.

Como conocedor de Ahumada y el centro de Santiago, dice que esta volverá cuarentena, pues no bastó más que pasara a Transición para que volvieran las aglomeraciones.

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Un tradicional local de Dominó se mantiene funcionando en la entrada del local. El pedido que se hace típicamente en la barra al ingresar, ya no corre. «Extrañaban comerse su completo«, dice el cajero del local sobre los clientes que rápidamente reaparecieron.

A un costado de la Plaza de Armas se encuentra la heladería Marco Polo, donde se mantienen a pesar de que las cuentas indican que debieron cerrar desde hace mucho tiempo. «Está el cariño, toda una historia detrás. Las personas que trabajan con nosotros», cuenta Fernando.

Ricardo pinta en la misma plaza desde hace 35 años. Asegura que esta semana han asistido a su ubicación cerca de uno de los accesos a la estación de Metro sólo por marcar presencia, pues no han vendido nada en seis meses.

Continuando por las calles de Santiago Centro es posible percatarse que las señaléticas pintadas en el suelo por el municipio no tienen mucho efecto: las personas continúan transitando libremente, sin preferir su derecha.

¿Las tiendas cuyas filas eran las más largas? Todas las que venden zapatillas. Algunos clientes indicaban que podía deberse a que es necesario comprar este implemento para vestir para los niños, pues en estos meses ya necesitan un nuevo par.

«El primer día, el lunes, fue terrible. Yo me quedé impactada por la cantidad de gente. Para mí feliz, porque vendí, pero por otro lado igual me da susto porque volver a retroceder no es la idea», dice Patricia, una de las pocas locatarias que ha abierto su kiosko.

Hugo también es kioskero. Empezó a los 10 años vendiendo flores y tras otros 60 ahora lo hace en su kiosko. Estaba «desesperado» por volver a abrir, pues jamás le había tocado estar paralizado por tanto tiempo.

Todos por igual agradecen volver abrir sus puertas y levantar sus cortinas metálicas, así como advierten los peligros que pueden significar las aglomeraciones que han presenciado en la primera semana de Transición de la comuna.

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