“Es duro tener que levantarse todos los días luchando contra la depresión, luchando contra el extrañarlas”.
Así lidia Fabián Alcaíno con la pérdida de su hija de 17 años, Gabriela Alcaíno, y su ex esposa, Carolina Donoso, quienes fueron asesinadas por el ex pololo de la joven el 12 de junio del 2018.
“Es algo impensable, tu lo ves en televisión tan lejano, pero te das cuenta que te tocó a ti”, agrega Rodrigo Alcaíno, uno de los tíos de la adolescente asesinada y quien le comunicó al padre que ambas llevaban dos días sin poder ser ubicadas.
El nombre tras el crimen es Fabián Cáceres, el ex pololo de Gabriela, quien decidió asesinarlas luego de que la relación llegara a su fin, algo que él no aceptó.
El femicidio no tipificado
"Llega carabineros y ellos abren la puerta de acceso y desde unos dos o tres metros veo a Carolina y Gabriela tiradas en el living de su casa", recuerda Fabián. Ambas llevaban muertas más de 24 horas.
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Todo hacía pensar que se trataba de un crimen violento y con ensañamiento. Carolina tenía más de 30 puñaladas, Gabriela seis y evidencia apuntaba que fue violada, lo que más tarde fue confirmado.
Un posible robo fue descartado porque no faltaba nada. Las compañeras de colegio fueron las encargadas de entregar la primera pista: un mensaje de audio que la adolescente les envió, en el que decía "he aprendido lo que es el amor propio y no le voy aguantar que haga eso", en referencia a un episodio de violencia con su pololo.
Un vecino entregó otro importante testimonio a la policía, en el que relató días antes se encontró con Cáceres, quien "dijo frente mío que ella (Gabriela) no iba a estar con nadie más si no era con él".
El joven de 18 años fue detenido y confesó a carabineros que su motivación fue porque la joven había puesto fin a la relación.
Por qué no se consideró femicidio
La familia de las víctimas solicitó en un comienzo que el asesino fuera formalizado por femicidio, pero la legislación no lo permite, tal como lo explica el ex fiscal Pedro Ortusteguy: “Que un pololo mate a una polola, la ley no lo tipifica como parricidio y en especial la figura del femicidio, que se refiere a la cónyuge o a la conviviente”.
Lo anterior, porque la ley chilena sólo establece tal crimen cuando es cometido entre quien es, o fue, un cónyugue o conviviente, dejando fuera otros tipos de relaciones. Cuando no existe esta condición pasa a ser un asesinato con agravantes.
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La ministra de la Mujer, Isabel Plá, agrega a la discusión que en la actual legislación “un hombre que no tuvo convivencia con su víctima mujer, es un crimen que sólo queda como homicidio simple, con una pena que puede llegar a los 15 años”.
Es justamente esa pena la que arriesga Fabián Cáceres, una muy baja dice la familia de Gabriela. Motivo por el que se propusieron dar la batalla para cambiar esta situación al proponer la iniciativa bautizada que terminó bautizada como Ley Gabriela.
El paso que falta
En lo principal, el proyecto que está en el Congreso busca ampliar la tipificación del delito de femicidio a cualquier asesinato de una mujer con motivos de odio, menosprecio o abuso por causa de género.
Y junto a lo anterior, que se extienda el término legal sin importar la relación o cercanía del asesino con su víctima.
A fines del 2018 los diputados por unanimidad aprobaron la Ley Gabriela. Hoy el proyecto cuenta con carácter de suma urgencia, ya se encuentra en el Senado y podría ser promulgada, de ser aprobada, en las próximas semanas.
"Mi sueño es ir a dejarles una ley promulgada al cementerio, ese es mi objetivo y mi compromiso con ellas", indica Rodrigo Alcaíno.
25/07/2019
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