Primera línea salva vidas en tu casa: La silenciosa labor de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria

Los 64 funcionarios de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria del Hospital Padre Hurtado revisan diariamente más de 200 fichas clínicas de pacientes, con seguimiento de sus tratamientos en las comunas de La Pintana, San Ramón y La Granja, realizando visitas para controlar sus estados de salud.

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La pandemia sanitaria que ha desencadenado el coronavirus en Chile ha obligado a doblegar los esfuerzos médicos con el fin de evitar el colapso hospitalario en los diferentes centros asistenciales del país. Esto, sin abandonar la atención médica de cientos y miles de pacientes que requieren de la ayuda de especialistas en medio de la crisis.

Es en esta circunstancia donde la Unidad de Hospitalización Domiciliaria surge como una herramienta clave. Este servicio, implementado -entre otros- en el Hospital Padre Hurtado de San Ramón, en la Región Metropolitana, cuenta con 64 funcionarios que atienden a más de 200 pacientes de manera diaria.

“El servicio nos preguntó qué nos parecía hacernos cargo de los pacientes que estaban positivos (de COVID-19) en las casas, que muchos de ellos iban a requerir hospitalización. Nosotros aceptamos con todo el entusiasmo, pero fue una tarea que nadie imaginó lo que iba a significar“, explica María Francisca Rojas, jefa de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria del Hospital Padre Hurtado.

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La labor de estos equipos de salud no sólo se relaciona con el tratamiento médico, sino también con el vínculo social con la familia y el propio paciente, lo que genera fuertes lazos entre los involucrados.

“Me llegó esta familia tan hermosa (los funcionarios). ¿Cómo no me voy a sentir bien? Sentí algo especial en mi vida. Ellos han sido hermosos”, manifiesta una agradecida Nora Gutiérrez, paciente crónica respiratoria de 83 años que es atendida por la Unidad de Hospitalización Domiciliaria en el sector sur de Santiago.

Víctor Bascuñán, kinesiólogo de este servicio, añade que “cuando ves que has llenado una casa de satisfacción, tanto de salud como de cumplir cosas espiritualmente, como levantar el ánimo a una persona; eso es impagable, yo creo”.

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Los requerimientos para que un paciente pueda acceder a este tipo de atención médica son que se encuentre estable y con un diagnóstico claro. El servicio cuenta con la misma calidad que una unidad clínica, con la diferencia de que la rehabilitación es en compañía de la familia.

En el hospital, uno está solo. No tiene el cariño y la atención de la familia, que es muy diferente. Lo único que quería era venirme para acá (a su casa). Sabía que aquí me iba a recuperar más fácilmente”, señaló Nasario Sandoval, paciente que ingresó al recinto médico con un cuadro de neumonía el pasado 26 de marzo, para luego confirmarse que se trataba de un caso positivo de COVID-19.

“Pesaba 83 años y ahora creo que con suerte peso un poco más de 40”, agregó Nasario, quien hace un mes fue trasladado a su hogar para continuar con la hospitalización domiciliaria.

Bastián Solís, fonoaudiólogo de este servicio de atención médica, se mantuvo en constante contacto con este paciente durante su recuperación.”Es un trabajo bastante arduo. Presentaba complicaciones para poder alimentarse, como vulnerabilidad en su vía aérea para ingresar alimentos de forma segura“, explicó el especialista.

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La Unidad de Hospitalización Domiciliaria también cuenta con el servicio denominado “Cuidado Fin de Vida”, el que contempla un acompañamiento de la familia a un paciente que se encuentra en su agonía.

“Somos una red de apoyo. Les entregamos las herramientas para que ellos continúen los cuidados que damos nosotros y que sientan que siempre podemos estar para ellos“, afirma Diego Farías, enfermero de este servicio en el Hospital Padre Hurtado.

La opción del “Cuidado Fin de Vida” es sumamente agradecido por los familiares de aquellos pacientes que se encuentran agonizando, como es el caso de Luz María Valdebenito. “Es un regalo que nos hayan devuelto a mi madre y que la podamos disfrutar día a día. Cuando llegó, nos tocaba… su cariño, su ‘bromita’. Ese proceso, para nosotros, va a quedar grabado como maravilloso“, manifestó la mujer tras el fallecimiento de su mamá en su propio domicilio.

Los 64 funcionarios de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria del Hospital Padre Hurtado revisan diariamente más de 200 fichas clínicas de pacientes, con seguimiento de sus tratamientos en las comunas de La Pintana, San Ramón y La Granja, realizando visitas para controlar sus estados de salud.

En tiempos previos a la pandemia, el número de pacientes bordeaba los 120 casos por día, lo que se vio duplicado tras el inicio de la crisis sanitaria en Chile.

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