Reportajes - funas

Las razones que hay detrás de una funa en redes sociales y las posibles consecuencias para denunciantes

Para entender este fenómeno indagamos sobre las razones que hay detrás de una funa y conversamos con dos jóvenes que denunciaron haber sido abusadas sexualmente por parte de un vendedor de una tienda en Maipú.

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Por Marta Escalona
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Numerosas páginas destinadas a publicar los testimonios de abuso, anónimamente, surgieron en el último tiempo, y con fuerza. Basta poner la palabra «funa» en las distintas redes sociales para ser testigos de cientos de testimonios de mujeres que decidieron desahogarse y denunciar el abuso sexual con nombre y apellido del que dicen es el agresor.

Para entender este fenómeno indagamos sobre las razones que hay detrás de una funa y conversamos con dos jóvenes, bajo los nombres ficticios de Tamara y Sofía, quienes denunciaron haber sido abusadas sexualmente por parte de un vendedor de una tienda en Maipú.

Ambas subieron sus testimonios las redes sociales y después de ellas se han sumado otras 17 mujeres, relatando el mismo tipo de abuso, por parte de la misma persona. Tamara, de 19 años y abusada a los 14, lo comenta.

— ¿Por qué las mujeres están tomando este camino y no el de la denuncia formal ante la justicia?

— Al final nos echaban a nosotras la culpa de que confiamos en la persona, o no dijimos que no. Algunos siempre preguntan: ¿Y por qué no dijiste que no? ¿Y por qué no denunciaste altiro? pero es por temor. Uno le teme a la justicia, porque ni siquiera ellos te van a creer

¿Es reparador funar al agresor?

Para este reportaje contactamos a más de 20 mujeres de todas las edades, afectadas por delitos de tipo sexual que publicaron su testimonio en las redes sociales. Todas coinciden que actuaron alentadas por el movimiento de Las Tesis. Su intervención «Un violador en tu camino» les dio la seguridad que les faltaba para dejar atrás la culpa.

Tamara recuerda que “él se pone detrás mío y se empieza a sobajear con mi cuerpo” y que “me toma de la cintura y me quiere llevar hacia él. Mi espalda hacia su frente”.

«Me sentí sucia, como que yo era la culpable”, comenta junto con agregar que “estábamos solos en el local y yo temía que pasara de nuevo lo que me paso cuando chica”.

Ninguna pudo olvidar el abuso, sin embrago nunca lo contaron. Después de años de silencio, sus testimonios hoy son parte de una página de denuncias confidenciales sobre delitos sexuales. ¿Por qué ellas y otros cientos de mujeres, han elegido este camino, para poder contar su historia?

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Para la socióloga Carmen Andrade, directora de Igualdad de Género de la Universidad de Chile, hay razones de fondo: «Si voy a la justicia a denunciar que me robaron la cartera, me creen. Si yo voy a la justicia a denunciar que me violaron, no me creen«.

Bárbara Sepúlveda, abogada feminista de la Abofem, cree que si una mujer denuncia que sufrió una agresión sexual, lo que pasa es que «los agentes del Estado, Carabineros y policías no están capacitados para hacerlo. Y lo primero que le preguntan es ‘¿y usted por qué iba caminando por esa calle?’, ¿por qué estaba vestida a así?’. Como si existieran circunstancias que pudiera justificar que ella haya sufrido un delito o una agresión sexual«.

Tamata explica que «tuve que superarlo sola porque nadie te cree cuando uno cuentas estas cosas. Y muchas niñas lo cuentan después de años, como nuestro caso«.

Carmen Andrade añade que «la justicia reacciona frente a los femicidios, que es la violencia más brutal, pero la violencia es cotidiana y eso se minimiza cuando una mujer va a hacer una denuncian. Se minimiza con los largos tiempos para investigar, no se pone personal especializado a escuchar su relato».

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Por eso, aseguran ambas, hay tanto silencio y frente a ello. Este camino de la funa es una opción ante las dificultades para denunciar.

¿Pero es sanador para las víctimas contar su historia en las redes sociales? «Hay gente a la que le va a servir«, sostiene Claudia Araya, psicóloga y espera en mujeres de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, pero asegura «hay que advertir a la gente que a veces no le va a servir. La realidad de cada persona es super compleja y mi preocupación es que hoy se confunde actuar con sanar. O sea, voy y denuncio, voy y lo cuento, hao cosas, como un empuje a hacer cosas. Está muy pasado de moda detenerse un rato y pensar para qué lo quiero hacer, cuándo lo quiero hacer».

La otra cara de la funa

¿Pero, cuántas caras tiene la funa? ¿Qué pasa con quienes enfrentan la condena social, sin que antes se haya investigado su responsabilidad en las acusaciones?

Beatriz, cuyo hijo fue “funado” en las redes sociales, habla desde la otra vereda, ya que dice entender el porque sucede pero la condena social que ejerce la funa es grave. Una ex polola de su hijo subió a las redes sociales un relato en el que asegura que él difundió algunas fotos íntimas que ella le compartió.

«Es super bueno el tema de las redes sociales, porque han salido violadores, chicas abusadas por hombres mayores, pero se está haciendo mal uso de esto. Se está juzgando antes de que la justicia investigue, antes de que se determine la culpabilidad», apunta.

Sin embargo, dice «empatizo porque yo también tengo una hija, pero yo creo que para acusar uno tiene que tener pruebas y ella no ha presentado ninguna prueba».

— Es que los delitos de este tipo no siempre tienen prueba material

— Pero ella, la denunciante, dice lo de las fotos y se supone que si tiene la foto, podría acusarlo

¿Y si las borró?

— Puede ser

En su caso publicaron el nombre, la foto y hasta el colegio de su hijo. Perdió a todos sus amigos. Lo cuestionan, lo juzgan y hasta lo castigan por la conducta que habría tenido, según el testimonio que la menor subió a las redes sociales. Él dice que es inocente. La menor asegura que, además, la obligaba a ciertas conductas sexuales.

Para Beatríz, el problema es que “se está haciendo un juicio antes de que se investigue realmente lo que sucedió”.

— ¿Estás abierta a la posibilidad de que tu hijo haya dañado a esta niña y estas consciente de que como madre, puede que no lo veas y que de verdad haya ocurrido?

Puede ser, y estoy dispuesta a asumir y él también, pero él me ha dicho que realmente no ha hecho nada.

¿Entonces cuál es tu teoría acerca de las razones que tuvo esta persona para “funarlo”?

— Que ella lo vio con otra niña, con una nueva polola y que ella se sintió despechada

Que la violencia estructural de género termine convirtiéndose en un conflicto entre dos personas es uno de los factores que preocupa a Carmen Andrade, socióloga y encargada de Igualdad de Género de la Universidad de Chile.

“Siempre existe quienes creen en el testimonio de las mujeres, quienes lo ponen en duda. Las comunidades se dividen entre quienes apoyan a uno y a otro y se deja de lado todo el contexto, las razones de fondo, la profunda desigualdad, el carácter estructural de la violencia. El foco hay que ponerlo en exigir al gobierno y al Estado de Chile, que se hagan cargo del problema, porque es grave«, explica.

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En la misma línea, sostiene que «uno no puede defender derechos violando derechos. Hasta la persona que pudo haber cometido los delitos más horribles, tiene derecho a defenderse”.

Por eso la Universidad de Chile implementó una Fiscalía interna para investigar este tipo de delitos. Con personal especializado determinan la veracidad de los testimonios. Hoy tienen más de 50 denuncias por acoso y abuso sexual. Cuatro académicos han sido despedidos.

¿Qué ocurre en el plano legal?

En estricto rigor, quien hace una funa podría estar incurriendo en un delito, aunque Bárbara Sepúlveda, abogada de Abofem, hace una distinción clave.

Para ella, es distinto “si yo le imputo la comisión de un delito a alguien, porque digo ‘esa persona me violó. Esa persona con nombre y apellido me abusó sexualmente cuando era niña'».

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Sin embargo, «yo sí podría decir ‘llegué de una fiesta, le dije que no y me penetró a la fuerza’. Se trata de describir los hechos, sin imputar directamente delitos».

De esa forma, comparte, «es menos probable que la funa termine en una condena judicial”.

En Chile ya hay fallos a favor de los “funados” por Internet. Las condenas suelen terminar con la orden de eliminar todos los registros desde la web. Con ello, sin embrago, pueden iniciar una demanda y obtener una indemnización.

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