Dos hermanos serán imputados por el secuestro de su propia madre al internarla en psiquiátrico contra su voluntad

Laura había cumplido 69 años cuando sus dos hijos planificaron internarla en una clínica psiquiátrica, aludiendo a supuestos brotes psicóticos de ella. La mujer pasó seis meses encerrada y sin poder contactar a nadie. "Me siento tan vulnerable", afirmó.

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Dos hermanos han sido imputados por el secuestro de su propia madre, un hecho que ocurrió hace siete años y terminó con la mujer sedada en un hospital psiquiátrico.

La hija de Laura, Yanet Hurtado, junto a su hermano Héctor, llegaron al departamento de su mamá para llevársela contra su voluntad a una clínica psiquiátrica.

«No puede ser que de un día para otro la conviertan en demencia«, dice el hermano de Laura, Carlos Rebolledo.

Los hechos descritos ocurrieron el 2013, pero a pesar del tiempo los dos hijos de Laura serán imputados por el secuestro de su propia madre.

Juan Enrique Prieto, abogado de la víctima, señala que la larga espera se debería a que «la Fiscalía se tomó su tiempo».

Fue el tiempo el que sepultó el matrimonio entre Laura Rebolledo y su esposo Héctor Hurtado. Tuvieron dos hijos y una separación de hecho por más de 30 años. Con un régimen matrimonial de sociedad conyugal que nunca se zanjó, hasta que le detectaron un cáncer terminal y le pidió el divorcio a Laura, algo que ella rechazó.

«Si él moría la sociedad conyugal tenía derechos a los cuales los hijos no podían participar, y la mitad de los bienes quedarían para la señora Laura», cuenta el abogado. «Lo que hicieron fue en vez de resolver las cosas honorablemente, tomaron la decisión bizarra de hacerla pasar por loca«.

«La internan en una clínica», dice por su parte Carlos. «Eso para cualquier persona debe ser algo terrible, que le cambia la vida«.

Un equipo de CHV Noticias acudió a la empresa de los hijos de Laura, pero ninguno quiso dar declaraciones.

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Conspiración contra su madre

Ambos fueron interrogados por la PDI el 2014: «dijo que se iba a matar. Pasados algunos minutos mi madre ingresó al baño, que fue en ese momento que le dije a mi hermana que llamáramos una ambulancia para que la calmara», contó Héctor.

«Hicieron ingreso dos enfermeros al departamento. Conversaron calmadamente con mi madre, y no recuerdo qué medicamento le inyectaron, pero me dijeron que era un tranquilizante«, dijo por su parte Yanet.

Aquí es donde comienzan las contradicciones.

El supuesto enfermero José Hernández Campos, dueño de la empresa privada de ambulancias psiquiátricas que habría ingresado al inmueble, negó haber inyectado a la víctima: «en ningún momento inyectamos medicamento alguno a la señora Laura, ya que siempre estuvo dispuesta a trasladarse a evaluación».

Así, Laura fue trasladada a una clínica psiquiátrica privada llamada «Tregua», que quebró hace tres años.

«No me dejaban verla. Incluso fui con Carabineros. Tampoco me dejaron«, recuerda Carlos.

En la clínica, Laura fue tratada por la edoctura Ljubica Arriagada Zuanic, que no quiso hablar con el equipo de CHV Noticias. En el informe, indica que la mujer tenía «psicosis, riesgo suicida moderado y trastorno de personalidad grave». Y aún cuando no tenía antecedentes previos, Laura habría incurrido en «manipulación, mentiras, impulsividad» y más.

Por casi un mes, diariamente le suministraron tres fármacos: valproato, haloperidol y clonazepán. «Bastó lo que dijo la hija y con eso la psiquiátrica certificó que estaba afectada de veinte cosas. No había ningún examen del Servicio Médico Legal», insiste el abogado Prieto.

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Traslado y primer paso a la libertad

Después de que Carlos presentara un recurso de amparo, los hijos de Laura la trasladaron a una residencia que hoy tiene otra administración y nombre. Allí, el hermano sí pudo ingresar. Ella, en tanto, intentaba mantenerse lúcida escondiendo sus pastillas bajo la lengua.

Carlos pudo grabar entonces cómo fue la experiencia de su hermana en la clínica anterior: «El día que me soltaron, la Yanet ya me había llevado ropa y todo. No lo podía creer, no lo podía creer«.

Tres ministros de la Corte de Apelaciones y la Seremi de Salud se constituyeron en la residencia y comprobaron con un informe del Servicio Médico Legal que Laura no padecía de demencia ni psicosis. Una vez liberada, recién fue dada de alta tras seis meses de enclaustramiento.

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A espera de una formalización

Ya a punto de cumplir 76, es la primera vez que cuenta su historia a un medio.

«Imagínese estar encerrada no estando loca«, dice hoy, tomándose hasta con algo de humor la terrible situación por la que pasó.

Sus vecinos en el antiguo departamento donde vivía la recuerdan como una mujer amable y tranquila, sin un carácter violento. El inmueble estaba ubicado en el tercer piso y apuntaba al estacionamiento, donde siempre hay autos, lo que hace aún más difícil creer la teoría del suicidio.

«Me tiró a la cama, me agarró de los hombros y me pegó por esta parte -señalando el cuello-. Yo qué no le hice, le rasguñé, gritaba, y nadie venía a mi auxilio porque todos sabían que eran mis hijos», recuerda Laura.

Mientras Héctor la retenía, le gritaba a Yanet para que llamara a la clínica psiquiátrica. Los enfermeros, señala, la redujeron e inyectaron un sedante aún cuando se resistía. «No me preguntaron nada«, dice.

Desde la Fiscalía aseguran que por ahora la psiquiatra Ljubica Arriagada no será formalizada por su informe. Asimismo, la audiencia de formalización de Héctor y Yanet fue postergada desde el 5 de octubre de este año para marzo de 2021.

«Son mis hijos, me siento tan vulnerable«, se lamenta. A la fecha, una orden de restricción es lo único que protege a Laura.

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