Reportajes - delincuencia

Vecinos del litoral central preocupados por la falta de recursos y la delincuencia: «Estamos entre la espada y la pared»

Residentes de El Quisco o Algarrobo comentan que durante la pandemia la movilidad de las personas no se ha reducido, pero que la ausencia de turistas o visitantes ha dejado locales y negocios a merced de delincuentes.

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«Estamos entre la espada y la pared, preocupados de los robos y de lo que viene. No vemos la ayuda que llega», dice Miguel Arriagada, dueño de un restorán en El Quisco.

Roban lo que sea. Desde objetos sin valor hasta insumos de alcohol. Es el fantasma que recorre el litoral central y que particularmente tiene a Miguel entre la espada y la pared, pues ya no tiene dinero tras recibir un portazo del sistema bancario al intentar salvar su negocio.

Además de los problemas financieros y de seguridad que sufre este locatario, los vecinos del sector han alertado por constante movimiento en las calles aún en horario de toque de queda.

Una víctima de un robo por segunda vez a su negocio señaló que intentaron ingresar por diversos lugares, rompiendo un portón y una mampara.

Con ayuda de vecinos logró frustrar un tercer robo a su local. Ellos mismos interrogaron a los delincuentes para identificar a los autores tras una seguidilla de ilícitos que afecta a los habitantes de Algarrobo y El Quisco.

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«Van a venir los pacos, vai a contar todo… Vai a decir quiénes son y nos vai a llevar a donde están las cosas (SIC)», le decía uno de los residentes al sujeto que tenían retenía, quien sólo atinó a contestar que vivía en Peñablanca.

Los sujetos quedaron con prohibición de acercarse a la víctima y arresto domiciliario, algo que no sorprende a los afectados. «La vez anterior que a mí me robaron los llevaron a la comisaría de Algarrobo, pasan a control y en la misma tarde andaban en el centro de El Quisco, como si nada», comenta el dueño del local asaltado.

Viviendas de veraneo han quedado a su suerte durante este periodo, siendo blanco fácil de inescrupulosos delincuentes. Una vecina comenta que regularmente sale a quitar las cuentas acumuladas en sus buzones o rejas, pues puede indicar que allí no hay nadie y facilitar que sea un blanco de robo.

Tal precaución que deben tener hoy los residentes de la región de Valparaíso es la que sufre Miguel, quien ha debido pasar la pandemia en el restorán y hotel que construyó durante toda su vida.

Hoy está entre la delincuencia y la inexistente ayuda económica prometida por el gobierno.

«No tuvimos derecho a Fogape, a nada. Porque en marzo pagamos nosotros las imposiciones, los sueldos, con los recursos que teníamos. En abril los declaramos y por tener las imposiciones declaradas y no pagadas nos eliminaron», afirma Miguel.

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