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«Dentro de los pop éramos los niños malos»: Glup! repasa disco por disco los hitos de su trayectoria

A un día de su regreso oficial en Santiago, la banda de pop-rock recuerda sus primeras experiencias, su debut en el Festival de Viña, algunos polémicos shows y los motivos que los llevaron a regresar a los escenarios.

«Dentro de los pop éramos los niños malos»: Glup! repasa disco por disco los hitos de su trayectoria

«Teníamos pendiente reunirnos hace mucho. De hecho, nuestra separación fue bien poco definida, nunca dijimos que nos íbamos a separar, solo nos tomamos un tiempo y ese tiempo se alargó, se alargó. El año pasado decidimos como ‘ya, juntémonos, hagamos una gira, saquemos canciones nuevas’, vamos a hacer algo más en serio, no solo juntarnos para que nos paguen, ir a tocar y chao».

Con un capuccino en la mano, Koko Stambuk explica qué impulsó el regreso (más definitivo) a los escenarios de Glup!, una de las bandas que gozaron de mayor popularidad y rotación radial a comienzos de siglo, de la cual fundó junto a sus hermanos Vid y Rodrigo a mediados de los ’90.

Aunque volvieron a tocar un par de meses en 2011, el grupo de Freebola está en proceso de reactivarse y «adaptarnos a nosotros mismos, a nuestros tiempos», iniciando el proceso con una intensa agenda de conciertos y un nuevo single llamado Chíngale, un corte con aires urbanos que marca su actual etapa.

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«Si es que íbamos a armar la banda no iba a ser solamente para sacarle rédito a la nostalgia, sino que queríamos proponer algo de nuevo también. Cuando tuvimos eso claro, empezamos a pinponearnos ideas de canciones. El Koko estuvo mandando cosas, yo le mandé otras, hicimos algunas canciones a medias que están guardadas por ahí, hasta que de repente Chíngale dio en el clavo. Ya cuando nos juntamos a tocar, la magia seguía ahí y fue mejor aún», cuenta al respecto Rodrigo, bajista del grupo.

Pocos días después de esta conversación, Glup! unió fuerzas con Lucybell y programaron un show con pocas horas de anticipación en la Sala Metrónomo, tras el fracaso del festival La Cumbre. Fue una pequeña muestra de lo que los seguidores podrán escuchar en su regreso en grande, programado para este sábado 19 en la Discotheque Blondie.

Antes de pensar en el futuro, nos concentramos en profundizar en parte de su historia. Las primeras giras, los discos, los proyectos inclusos y un par de escándalos que vivieron desde que lanzaron su primer disco, hace ya 20 años.

1999 (1999)

—Hablemos de 1999, su primer disco.

Rodrigo: Paso todos los días por donde sacamos esa foto (la tapa del disco). Es un lugar que hacen yoga ahora, por Brown Sur…

Koko: El arte no me gusta ahora. Me da un poco de vergüenza porque, en realidad, yo fui el que tomó más decisiones del arte, lo veo ahora y… ridículo. Pero musicalmente fue súper loco, porque cuando a nosotros nos firmaron (BMG) éramos chicos, yo tenía 21 años, sacamos la primera canción para ver qué pasaba y se volvió como un tema que todavía es muy importante, Freebola. Fue todo muy rápido, pasamos de no existir a ser una banda que ocupó un lugar. Creo que no estábamos muy preparados para ese momento todavía.

—Hubo una especie de prehistoria de Glup!, ¿no?

R: Sí. De hecho, grabamos un disco con Carlos Cabezas. Lo grabamos entero…

K: Era totalmente otra onda, mucho más rockero, más guitarrero, intenso, y no tenía nada de pop. Pero después, cuando firmamos con el sello, ya estábamos haciendo otro tipo de canciones, y cuando trabajamos con Cristián Heyne como productor, como que éramos amigos y se dio otro tipo de química que con Cabezas. Éramos como ortodoxos del britpop y de la música inglesa al principio y, de repente, nos abrimos muchas otras cosas. En ese tiempo, el pop era como algo nuevo en Chile. Como que lo más pop que había era La Ley, que en realidad es un grupo súper oscuro dentro de todo, más Depeche Mode o Talk Talk, lo que pasa es que tenían una actitud más comercial para enfrentar el negocio de la música.

—En esa época hicieron una versión de Quiero que me quieran para una teleserie de Megavisión (Algo Está Cambiando) y fueron al Festival de Viña del Mar. ¿Cómo recuerdan esa experiencia?

K: Rara, porque claro, tenía que ver con una teleserie, entonces no era lo que nosotros estábamos buscando (…) Después nos dimos cuenta que era algo que no nos correspondía todavía. Lo hicimos igual, nos divertimos el rato que duró eso y seguimos con nuestra carrera tal como iba.

—Meses después hicieron un muy comentado playback en el programa Titi Pelacables de La Red. ¿Les afectó de algún modo esa presentación?  

K: Como que benefició un poco a la imagen como rockera del grupo, se fortaleció. Muchas personas que ni nos pescaban después empezaron a decir «oh, ustedes son increíbles». Nos ganamos un respeto de los rockeros, los metaleros, porque nosotros estábamos en una sala de ensayo (…) después de eso, nos estaban esperando pa’ felicitarnos, «hueón, vimos el programa y lo hicieron increíble, súper punk». Luego, nos empezaron a llamar de todos los programas, fuimos a Plaza Italia

R: En el de Comparini nos hicieron correr por todo el set y él andaba detrás de nosotros.

K: Raúl Alcaíno me pasó un micrófono gigante para que se lo rompiera en la cabeza, se volvió una situación muy payasa. A nadie le cayó mal, porque cuando lo pusieron los diarios parecía algo terrible, y cuando la gente veía se cagaban de la risa. Obvio que fue un chiste.

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R: Los que no supieron aprovecharlo fueron los del sello. La misma gente del sello nos contó que en un diario de Miami salió una nota de que a un grupo chileno había «destrozado» el set, y llamó la BMG desde allá para saber cuántos discos estábamos vendiendo nosotros… y acá dos días antes nos habían pedido que redactáramos una carta pidiéndoles disculpas a La Red. La gente de Estados Unidos les llamaba para felicitarlos por la estrategia de marketing y nada que ver. Duran Duran tuvo la culpa de todo eso, ¿te acordái? Habían venido unas semanas antes con un playback súper mal hecho…

K: No se… eso nació porque tiraron Wish you were here y no era la canción que íbamos a tocar. Se equivocaron, andábamos medio picados, con mala actitud igual, y ahí empezamos a pintar el mono.

Wellcome Polinesia (2001)

—En 2001 lanzaron su segundo disco, Wellcome Polinesia, que ya mostraba cambios en el sonido del grupo. ¿Qué pasó ahí?

R: Manu Chao.

K: Sí, fue más espontáneo. Escuchábamos Manu Chao, mucha influencia de No Doubt, un disco de Damon Albarn que se llama Mali Music, y empezamos a combinar todos estos elementos. Nos dejamos llevar por esta tropicalización de nuestro lado rockero, por eso le pusimos Wellcome Polinesia, como jugando un poco a los ritmos más divertidos, como el ska. No estaba tan premeditado lo que teníamos que hacer, de hecho, este disco se hizo en tres partes. Terminamos el disco una vez y después me puse a grabar algunas canciones solo, que a nadie le gustaban mucho y yo les decía que me dejaran meterlas igual, eran cosas que yo había hecho solo con Heyne en la noche aprendiendo a usar las máquinas. Después nos metimos de nuevo al estudio, sacamos algunas canciones y grabamos otras más punk porque las teníamos ahí guardas.

R: Y hay una cuarta etapa, cuando fuimos a otro estudio y grabamos Larry y Cocíname, que están al cierre…

—¿Qué tanto influyeron las nuevas experiencias posteriores a Freebola? ¿Las giras, el sexo, las drogas?

K: No tanto, nosotros siempre fuimos bien sanos. Obviamente carreteábamos normal, pero nunca nos desenfrenamos, menos en los estudios. De hecho, tuvimos malas experiencias, otros músicos que iban y traían drogas y yo me enojaba siempre. En el tercer disco nos pasó, que llegaban músicos, algunos argentinos cuando estábamos grabando allá, bandas más grandes de allá que llegaban y pedían cocaína, y nosotros no… eramos más de tomarnos una cerveza. Más así un poco con lo de las chicas, en algún momento, cuando estábamos ahí en esta etapa más rockera y de giras, había mucha onda de creerse el cuento de niño bonito dentro de la escena más rockera, porque nosotros eramos como pituquines dentro de los rockeros y dentro de los pop eramos como los niños malos, entonces era un lugar bastante entretenido para moverse. The bad guys.

—¿Cómo fueron las giras en esta etapa?

R: En Wellcome Polinesia fue fuerte, porque Enamorado de ti fue el segundo número que tuvimos. Recuerdo que estuvimos un verano pegando (en las radios).

K: Con todas, de hecho, Grado 3 fue la canción que más vendió discos. Fue el álbum más exitoso.

R: Ahí las giras fueron constantes y teníamos tocatas a cada rato. En el verano era una tocata tras otra. Hubo un lanzamiento en La Maestra Vida, con metales, súper tropical, la arrendamos y estaba nuestro querido Héctor ‘Parquimetro’ Briceño, y después nos largamos a tocar. Nunca hicimos como autoproducciones, de hacer algo en un teatro, pero estuvimos en todos lados. Me acuerdo de Tomé, en un estadio lleno.

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K: En Tomé llegamos y había demasiada gente. Las autoridades, que se creían súper reyes de Tomé, pusieron como cordones papales y estaba la familia del alcalde y, como 15 metros más atrás, un cerro como de 10 mil personas en un lugar chiquitito. Estábamos súper incómodos, porque la gente estaba prendida pero lejos, y empecé a incentivar a que se moviera la gente. Se pusieron más monos y al final dijimos ‘¡rompan la reja!’ y fue como una horda de gente que pasó por arriba de la familia del alcalde y a trepar al escenario (…) de repente ya había como mil personas arriba y pasaron por arriba de nosotros, yo ya me estaba ahogando porque me aplastaron, literal. O sea, yo me caí y como 100 personas arriba mio y andábamos con unos roadie que eran bien fuertes y empezaron a sacar gente. Yo lancé una guitarra que regalé al público. Bueno, fue un éxito al final, y llega el alcalde y entra y «¡ustedes que se creen! ¡Nunca más entran a Tomé!» y nosotros «ok, bueno, está bien».

Glup! (2002)

—En el 2002 lanzaron el disco homónimo, que grabaron en Argentina…

R: Ahí ya teníamos bagaje, eramos como más músicos. Koko tocaba y componía bien, pero todos los demás no teníamos mucha experiencia. En ese disco las cosas ya estaban más decantadas, sabíamos lo que queríamos musicalmente. Nos fuimos a Argentina y la sorpresa fue mayúscula cuando supimos que el sello había conseguido Circo Beat, el estudio de Fito Paez que era un súper estudio. Grabamos con el ingeniero de Babasónicos, las cuerdas que había usado Cerati en el Unplugged, fue una producción súper buena y súper rockera también, en el sentido que toda la gente estaba alrededor de nosotros, muy argentinos, muy rollingas, nos llevaron a unos lugares… lo pasamos super bien y comimos mucho. Ese disco fue rico, pero musicalmente fue como raro, porque no sabíamos si iba a resultar o no. Fue la primera vez que las composiciones no solamente eran del Koko, yo había empezado a componer, muchas de las canciones partieron de cosas que había hecho yo y el Koko las agarró y me enseñó cómo componer una canción.

—De ese disco salieron Puta jefe, Mi destino y Cómplice eterno, que fueron los últimos singles que lanzaron.

R: No alcanzamos a promocionar el bolero (Cómplice eterno). Ahí nos separamos.

K: Después de Mi destino nos estábamos como distanciando. Lo que pasa es que todo eso que dice Rodrigo de lo bien que lo pasaron fueron ellos. Yo estaba produciendo el disco y, al mismo tiempo, estaba produciendo Gufi y terminando Supernova 2 con Heyne. Me estaba volviendo loco y, de hecho, llegué a Chile, me enfermé y lo pasé pésimo, casi me muero. Entonces yo les dije que necesitaba parar un poquito, no lo estaba pasando bien. Además se murió el baterista de Gufi entre medio y fue un momento que dije «necesito parar». Estábamos con todo con ese álbum. De hecho, los dos singles estaban fuerte y fue como ‘no, no paremos ahora’ y yo te juro que no podía. A veces la gente no dimensiona como tu te puedes sobreestresar, incluso tu banda. Para nosotros, Glup! era un trabajo en ese momento.

—¿Quedaron cosas inconclusas en su carrera?

K: Sí. Siento que para nosotros se detuvo el tiempo, que nos dijimos «tomémonos el tiempo» y ahora volvimos y es todo ok. Pero quedaron demasiadas cosas pendientes, como la internacionalización de Glup!, que era el plan del sello en ese momento con el tercer disco, porque ya estaban empezando a sonar algunas canciones en Perú, México, y ellos nos veían como para continuar un poco lo que venía haciendo La Ley. Eso quedó ahí como justo y yo era lo que menos quería, necesitaba parar de la música un rato.

***

Hasta ahora, el repertorio está ya más que probado. En las tres primeras fechas del tour (en La Serena, San Felipe y Quilpué), los nuevos Glup! pulieron un setlist que incluye sus éxitos, algunos regalos para fans como Campos de Frutillas y Chile Champions, además de otros hits adolescentes en los que Koko estuvo involucrado (Por ella de Gufi y Tu y yo de Supernova) y Combo final, de la banda (casi) hermana de Glup!, Tronic.

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Tras los shows programados para este mes, los Stambuk y compañía prometen seguir en movimiento, con nuevos singles y algunos conciertos que se realizarán cada vez que sus tiempos coincidan (Koko vive en Los Angeles y prepara el estreno de su primer film, Doblemente embarazada, protagonizada por su pareja, la actriz y cantante Maite Perroni).

«Tenemos algunas cosas más brit, que estuvimos a punto de sacarlas, pero después dijimos que no porque eso sería como lo predecible, hagamos algo más raro», cuenta el líder sobre el reciente single Chingale, aclarando que nuevas creaciones más cercanas al viejo sonido del grupo podrían ser editadas próximamente.

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