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“Mezcla de Salvatore Adamo con house”: Las razones por las que “Corazones” es la obra más importante de Los Prisioneros

A 30 años de su lanzamiento oficial, el cuarto trabajo que Jorge González creó al mando de Los Prisioneros se ha convertido una pieza trascendental para el pop latinoamericano. ¿Qué hay detrás de su éxito? Aquí te contamos parte de su historia.

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Por Patricio Pérez
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El 20 de mayo de 1990 llegó a las disquerías de Chile el cuarto cassette de Los Prisioneros. De tapa blanca, con una mancha roja en el lado opuesto del órgano motor, Corazones fue una obra concebida más como un trabajo solista, pero que por contrato terminó siendo el último álbum de la etapa histórica de la banda sanmiguelina.

Su sonido resultó un shock para muchos. Aún hoy, para quienes comienzan a conocer la discografía prisionera, significa un quiebre total con el sonido tradicional de guitarra, bajo y batería que marcó la primera etapa del grupo. La razón no solo está en los brillantes sintetizadores y la gran calidad de la producción (a cargo del argentino Gustavo Santaolalla y su compañero Anibal Kerpel), sino también en las crudas historias de amor que esconden sus letras.

Hasta el día de hoy, este disco es el trabajo más vendido de la historia de Los Prisioneros y de Jorge González en general. ¿A qué se debe su éxito? Te contamos los detalles a continuación:

“Ese disco fue una mezcla de Salvatore Adamo con house. Era un sonido muy cálido hecho con computador. No existía esa mezcla y aún no existe”, define en pocas palabras González, en una reciente entrevista dada a La Tercera.

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Y es que, desde su génesis, Corazones nació como un disco de synth pop y acid house, empujado por el material que sorprendía a fines de los ’80 de artistas como New Order, 808 State y A Guy Called Gerald, además del pop de Rick Astley y George Michael. Estas referencias, junto a la influencia de cantantes románticos como Salvatore Adamo, Camilo Sesto, Manolo Otero y Raphael, hicieron posible la creación de las nueve canciones del álbum con títulos tan directos como Amiga mía, Por amarte y Estrechez de corazón.

Desde que Tren al sur comenzó a sonar en radios en abril de 1990 y el cassette llegaba a las tiendas poco después, Jorge y Miguel debieron enfrentar la promoción en medio de un clima de desinterés general. El boom del rock latino era cosa del pasado y el dúo tuvo que responder constantemente a la prensa sobre la salida de Claudio Narea.

Tras incorporar a Cecilia Aguayo como tercera integrante del grupo y lanzar el recordado videoclip de Tren al sur, dirigido por Cristián Galaz, poco a poco los nuevos Prisioneros se fueron haciéndose terreno, hasta alcanzar el disco de platino en agosto al superar las 25 mil copias vendidas del disco.

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Junto a las extensas giras por Chile y el extranjero, las nuevas canciones de González se convirtieron en las de mayor rotación de la época. Mientras Estrechez de corazón, Amiga mía y Cuéntame una historia original se sumaban a las parrillas radiales, el grupo recibió la invitación de ser parte del Festival de Viña del Mar en febrero de 1991.

En dos noches históricas, el ‘monstruo’ pudo al fin corear canciones como Sexo, Muevan las industrias y El baile de los que sobran, a cuatro años desde que la organización del evento les negara la invitación, hecho que fue visto como una de las señales de censura que vivió la banda en dictadura.

Algunos meses más tarde, y antes de anunciar la disolución del grupo con una gira de despedida, Los Prisioneros lanzaron el video de Corazones Rojos, reconocido actualmente como uno de los grandes himnos feministas de la música chilena.

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Se trata de un rap que desnuda las prácticas machistas de nuestra sociedad y que González compuso originalmente para el colectivo artístico Las Cleopatras, integrado por Cecilia Aguayo, Tahia Gómez, Jacqueline Fresard y Patricia Rivadeneira.

Aunque el disco continuó siendo uno de los más vendidos y reproducidos, tanto en CD, vinilo o streaming, es en la década de los ’00 cuando Corazones es reconocido oficialmente, al ser destacado en algunos ránkings como uno de los mejores discos de la historia del rock y pop chileno, además de ser citado como una influencia crucial por los artistas que sacarían la cara por la música chilena en este siglo: Javiera Mena, Francisca Valenzuela, Alex Anwandter, Camila Moreno, Pedropiedra, Dënver y Gepe.

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El propio Jorge González acusó recibo de la importancia de su propia obra, cuando aceptó recrear las 9 canciones de este álbum en el festival Primavera Fauna el 24 de noviembre del 2012. Acompañado nuevamente de su amiga Cecilia Aguayo y el músico alemán de electrónica, Uwe Schmidt, el ex Prisionero agradeció porque “es la primera vez que me invitan solo por la música”.

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