La historia de la chilena que fue adoptada y abandonada en Italia
Sus padres italianos se arrepintieron de la decisión ya que Evelin tuvo problemas de conductas.
La historia de una chilena que fue adoptada por una pareja de italianos, quienes se arrepintieron y la abandonaron, ha causado conmoción en el país.
Se trata de Evelin Camporeale Russo quien a sus 13 años fue adoptada desde el Instituto de Colonias y Campamentos en la Quinta de Tilcoco, región de O’Higgins.
Contó su historia a la Revista Paula, a la periodista Alejandra Matus, quien conoció su situación en el 2006.
«No es justo lo que me pasó a mí, lo que les pasa a otras personas, lo que les hacen a otros niños solo porque uno no tiene familia (…) la culpa son de las madres que abandonan», afirmó a La Mañana de CHV.
- «ADOPCIÓN FALLIDA»
En el 2003 al ser adoptada, la pareja se llevó a la menor a Italia donde tuvo problemas de conductas y se escapaba de sus padres adoptivos.
La madre pidió a un juez que la menor regresara a Chile, sin embargo, el Sename no la recibió y responsabilizó a sus tutores.
Tras esto, Evelin terminó en un hogar en Tricase sin familia, ni patria legal, a la espera de cumplir 18 años y teniendo una condición de «inmigrante ilegal».
- DURO RELATO
«Los profesores que me cuidaban (en el hogar de menores de Tricase) juntaron plata y me dieron dinero para ir en bus a Roma. Yo quería ir a la capital, pero cuando llegué no tenía adónde ir ni conocía la ciudad. Dormí varios días en el terminal de buses, hasta que con un mapa que encontré empecé a ubicarme y me fui a un hostal», recordó en conversación con Revista Paula.
Recordó que consiguió trabajado lavando platos y que le daban comida. Luego conoció a un joven, estuvieron como pareja cinco años y fue mamá.
Actualmente Evelin trabaja en un hogar de ancianos, además, estudia un curso técnico, comenzará su práctica en junio y practica boxeo. Su hija cumplirá 8 años y asegura que la pequeña es la razón de su existencia.
«¿Por qué hacerle daño a un niño? Tendrían que darle amor y hacerlo crecer bien, no hacerlo mal y hacerles pasar otros problemas (…) si tendrían que hacerme justicia… casi imposible», reflexionó.