Vecinos del campamento Juan Pablo II recibirán casas en Lo Barnechea
En marzo partirán los traslados de las familias, que recibirán un subsidio de arriendo mientras dure la obra.
El campamento Juan Pablo II de Lo Barnechea es uno de los más precarios a nivel nacional. Y también el último que queda actualmente en la comuna, ubicándose en la ribera norte del río Mapocho. Desde el año 1991 que este existe, así relatan muchos de los vecinos que aún siguen viviendo ahí hasta la actualidad. Pero esta situación cambiará radicalmente en los próximos días.
Todo comenzó con el antiguo campamento Los Aromos, cuyos inicios coincidieron con los de la década de los 80s. Desde entonces se ha visto crecer la población de manera abismante, en especial en los últimos 27 años que lleva en pie. En marzo este campamento será trasladado y las familias deberán abandonar definitivamente sus hogares, para dar paso a la construcción de las nuevas viviendas que se construirán en el sector, dándole una nueva cara y nuevo sentido al barrio.
Un cambio que aún para muchos parece surreal. Así mismo lo relató una de sus vecinas históricas, Jacqueline Vásquez (53 años) a La Tercera recientemente: «Todavía no asimilo este cambio, porque han sido ocho años de lucha con nuestro comité de vivienda. En mi familia somos cuatro mujeres, mis tres hijas y yo, y ha sido mucho esfuerzo de todos», comentó al medio.
Durante los 80’s y hasta que se estableció Juan Pablo II como tal, a lo que era Los Aromos se sumaron familias de otros campamentos: San Antonio y Quinchamalí. Durante años el municipio ha querido cambiar esta situación para los vecinos residentes en la zona, labor que no ha sido fácil ni ha estado libre de trabas. Además, ha requerido un trabajo codo a codo con otras instituciones.
Ahora la labor concreta se acercará a su propósito: se erradica el campamento que alberga a 375 familias, según el catastro del Ministerio de Viviendo y Urbanismo (2011); en esta aseveración existe un contraste con los resultados del 2017 de Techo-Chile, que dio un total 750 familias.
Por lo mismo, es uno de los campamentos más grandes de la Región Metropolitana, con aproximadamente un kilómetro de extensión. Pero es un terreno peligroso: según el Plan Regulador Metropolitano de Santiago, es una zona con riesgo de inundación. Mover a los vecinos es urgente.
Felipe Guevara, alcalde de la comuna, explicó a la prensa las obras que se vienen en torno a esta modificación urbanística: «Este semestre entramos en la etapa final para terminar con el último campamento que tenemos en la comuna. A partir de marzo empiezan los traslados de las familias y los trabajos de despeje».
«Hay que destacar que no se trata de cualquier tipo de viviendas sociales [las que se construirán]. Son casas aquí en Lo Barnechea», afirma, «Sería muy fácil llevarlos a Batuco o Colina, pero estas personas tienen sus redes en la comuna, y por eso la primera condición es que se quedaran aquí», agregó el alcalde de Lo Barnechea.
Al ser trasladados, las familias recibirán un subsidio de arriendo durante el tiempo que duren las obras, a la espera de la entrega de las viviendas definitivas.
La preocupación del alcalde de Lo Barnechea por los vecinos es legítima. Y así lo afirman también otros expertos. No se puede remover a los pobladores de la comuna a la que pertenecen, donde han desarrollado su vida, tienen respaldo social, y además están relacionados a los servicios que se otorgan desde la municipalidad. En este caso, se cuenta con un gran respaldo de salud, educación y otras áreas desde el municipio.
Se trata de un proyecto de más de $8 mil millones, la mitad de esto de parte de la misma Municipalidad. Este implica la construcción de 380 viviendas con paneles solares y áreas verdes para los vecinos.
«Yo diría que serán las mejores viviendas sociales del país», comenta Felipe Guevara, «Una casa como esta cuesta alrededor de 2.500 UF cada una, más el valor del suelo. Y se han financiado entre todos: las familias ahorran 50 UF cada una, el Estado entrega un subsidio y la diferencia la paga la Municipalidad de Lo Barnechea».