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De zumbidos y emoticones: El legado de Messenger, la red social que nos marcó como generación

Este 22 de julio la primera gran red social que conocimos cumpliría 21 años. Hoy no existe, pero fue la base para muchas app que hoy tenemos en nuestros celulares y que son parte de nuestra vida diaria. ¿Cuánto ha cambiado y cómo han influido en nuestra forma de comunicarnos?

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Por María Luisa Carrión
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No son –o para ser más sinceros– no somos pocos los que tenemos una historia que contar sobre Messenger, cuyo ícono, simbología y todo su aparataje asociado marcó sin duda a una generación que vio nacer a las redes sociales.

Emoticones, avatares personalizados y los ya legendarios zumbidos eran parte de aquellas conversaciones diarias que hoy son historia: ¿Cuántos romances no habrá visto nacer? ¿Cuántos secretos se contaron? ¿Cuántos fueron a un cyber para conversar con amigos o familiares lejanos?

Hablar de Messenger o su versión moderna -Windows Live Messenger- parecen parte de la prehistoria de las redes sociales, si hoy consideramos que tenemos a la mano una variedad más amplia de ellas.

Este 22 de julio, Messenger habría estado de aniversario de seguir existiendo. 21 años han pasado desde su puesta en marcha, lo que nos ponen un poco nostálgicos e invitan a ver la evolución que ha tenido el mercado de las redes sociales en el mundo.

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La hora del adiós

“Es probable que sepas que, a partir del 8 de abril de 2013, vamos a fusionar las fantásticas características de Messenger y Skype, incluida tu lista de contactos”, señalaba Microsoft hace 7 años y porque conocían del impacto de esta noticia añadía lo siguiente:

Somos conscientes de que puede ser duro despedirse de Messenger; pero no te preocupes. En Skype podrás hablar con tus amigos de la misma forma que en Messenger”.

Fue la forma en que se comenzó a decir adiós. Para algunos esta despedida no fue una muerte, sólo una evolución que hasta el día de hoy mantiene sus raíces.

No diría que Messenger ha muerto, porque más bien evolucionó y cambió con el paso de los años”, asegura Andrés Rosenberg, académico de la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales (UDP).

Es que para el también investigador del centro de estudios CICLOS la lógica inicial se mantuvo. Así, lo que inició hace 21 años Messenger con la mensajería instantánea se sigue conservando, pero más moderno, en WhatsApp.

Sin duda, Messenger revolucionó las comunicaciones a fines de los ’90 y comienzos de la década del ’00. “Sin tener la necesidad de estar llamando a la gente, uno podía chatear con ella, con amigos y con familiares. Era muy cómodo para usarlo entre compañeros de colegio y eso fue mutando, cada vez empezó a hacer más amigable. Al principio no se aceptaban imágenes, ni emoticones, ni nada eso, era básicamente puro texto”, relata Rosenberg.

Fue un cambio radical que significó, cuenta el académico, que muchos dejaran de lado las conversaciones a través de teléfonos fijos y la comunicación se trasladó a las computadoras. ¿Un problema? Los padres, por ejemplo, dejaron de tener el control sobre estas, ya que se hicieron más privadas y también más expuestas e incluso peligrosas.

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El boom de las redes sociales

Finalmente, ocurrió: Messenger dijo adiós, pero llegaron otras a ocupar su lugar. ¿Qué pasó? Para Rosenberg es claro: si antes la comunicación era en el computador, ahora ese espacio se da en el celular.

“WhatsApp se comió de alguna manera lo que hacía Messenger, porque lo hizo completamente masivo para el celular”, sentencia el académico UDP.

En febrero de 2004 nació Facebook, el gigante. La misma plataforma que hoy asegura que a través de él se comparten más de 100 mil millones de mensajes todos los días. Más tarde, en marzo de 2006 llegó Twitter, en 2009 WhatsApp y en 2010 Instagram.

En abril de 2012, Facebook remeció al mercado comprando Instagram y, dos años después, en febrero de 2014, adquirió WhatsApp, dando otro golpe a la industria.

Cada una cumple un rol. Twitter cumple el rol de llevarnos hacia afuera, de mostrarnos lo que está fuera de nuestro círculo cercano, el cual tenemos en Facebook. Instagram nos sirve para contactarnos con la imagen de celebridades o de cosas que nos gusten y nos causen placer”, asegura Rosenberg.

Estamos más conectados, podemos hablar y conocer de aquellos que están más lejos, las fronteras se borraron. Este es el lado positivo.

Ya en los ’90, a partir del auge de Internet, se hablaba de que el planeta transitaba hacia algo que en ese entonces se llamaba la aldea global. Esta idea de que da lo mismo si una persona está en China, Estados Unidos o en Chile, la información que fluye nos permitía enterarnos en tiempo real de lo que pasaba en el resto del mundo”, recuerda Mauricio Salgado, director de Sociología de la Universidad Andrés Bello (UNAB), sobre las discusiones de antaño.

Pero lo que es una oportunidad, también tiene peligros, sobre todo entre aquellos más jóvenes y que nacieron rodeados de tecnología y conectados siempre a las redes sociales: los nativos digitales.

Se ha visto que ha habido un aumento, a la par con la penetración de las redes sociales y el uso intensivo por parte de estas generaciones, en algunos trastornos sicológicos, como la depresión y la ansiedad. Los niveles entre los más jóvenes y entre aquellos que son usuarios intensivos es particularmente alarmante. Esto golpea especialmente a las niñas y adolescentes, se ha visto un dramático aumento incluso de tendencias suicidas”, explica Salgado.

Además, comenzaron a aparecer fenómenos que rápidamente llamaron la atención de los especialistas: el uso intenso de las imágenes, el cyberbulling, las funas y la masificación de fake news -noticias falsas- a través de estas plataformas son algunos de ellos.

Para la socióloga y académica de la Universidad Católica, Daniella Leal, las redes sociales pueden ser muy agresivas. “Cosas negativas, que plantean desafíos. El estar interactuando con un otro que no ves genera problemas en el tipo de relación que se establece, el desconocimiento de la otra persona, la posibilidad, por ejemplo, del ciberacoso, amenazar a otra persona a través de una red social aprovechando esta posibilidad de no mostrarse, de no estar presente frente a frente”, son algunos de los puntos que señala la especialista.

Datos de Digital News Report hablan de que por primera vez en Chile las redes sociales superan a la televisión como fuente de noticias.

En el ranking de las plataformas más utilizadas Facebook se pone en el primer lugar, le siguen WhatsApp, Instagram, YouTube y Twitter.

El impacto de estas redes sociales también tiene otros elementos positivos a destacar, que es la apertura del Internet a la ciudadanía. Un hecho que pone sobre la mesa Daniella Leal.

En términos positivos, una cosa que abren las redes sociales es la democratización de la Internet. Esto es algo que de alguna manera las redes sociales han ido potenciando a través del tiempo. El Internet era algo bien restringido, de un acceso bastante limitado, no era algo a lo que todas las personas pudieran tener acceso”, indica la socióloga.

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Los cambios que se vienen

El debate, que quizás todos recordamos, cuando se comenzaron a masificar las redes sociales, era hasta qué punto también podrían influir en el modo de relacionarnos.

Cuando comenzó el auge y se habló harto del peligro de que los más jóvenes especialmente pasaban muchas horas frente al computador y poco en el mundo real, dedicaban menos tiempo a jugar en la calle con sus amigos, a visitar familiares, las interacciones cara a cara se veían amenazadas. Yo diría que ese riesgo no ocurrió, la mayor parte de nosotros utilizamos muchísimo las redes sociales, pero seguimos valorando el encuentro cara a cara”, asegura el director de Sociología UNAB, Mauricio Salgado.

Pero sí plantea, que en el mundo laboral post pandemia, podría haber importantes cambios, ya que quedó demostrado que hay actividades que se pueden realizar a distancia; modificaciones que se aceleraron por la emergencia sanitaria por el coronavirus y que estamos viviendo quienes realizamos teletrabajo, como este artículo que escribo desde mi hogar.

Desde Datos Protegidos también ponen otros puntos sobre la mesa que el uso y la masificación de las redes sociales ha traído a colación, como el impacto en el derecho a la privacidad, la libertad de expresión, la violencia de género y los y las generadoras de contenidos.

Así, por ejemplo, Jessica Matus, directora y fundadora de Datos Protegidos, plantea que “está existiendo a nivel internacional, principalmente en Europa, mayor control sobre las plataformas, pero en América Latina, estamos en una posición muy desmejorada en relación a habitantes de Europa. Por eso deben existir normativas que sean acordes a ciertos estándares, normativas en materia de privacidad, que sean acordes y permitan defender los derechos y los intereses de los ciudadanos del propio país”.

El gran tema asegura es la libertad de expresión en las redes sociales y las distintas plataformas que están disponibles en la actualidad. Pero más allá de lo que puedan hacer los países en materia legislativa, como mantener actualizada una ley de datos personales, es importante lo que cada empresa también haga al respecto.

“La propia empresa debe adoptar también estándares y cumplir obligaciones de derechos humanos”, concluye Matus.

Y en cuanto a las personas el desafío para algunos especialistas es poner en equilibrio la vida personal y nuestras interacciones en redes sociales.

Yo creo que finalmente el gran desafío en términos de la vida social y personal de los individuos es en qué minuto llega esa desconexión. Todos estos elementos tecnológicos precisamente ayudan a que esa desconexión no se realice, porque siempre estamos ahí de alguna u otra manera”, finaliza Daniella Leal.

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